BARCELONA.- Si la visión de Gerard Piqué resulta acertada, el futuro del fútbol se puede apreciar en un pabellón industrial ubicado en una ruta próxima a las terminales de contenedores del puerto de Barcelona.
Cada noche del domingo, hasta julio próximo, los equipos disputan partidos de siete contra siete en un campo de juego sintético ante una minúscula cantidad de público — si acaso un centenar de invitados.
No se venden entradas. Los partidos no se pueden ver por televisión dentro y fuera de España, pero cientos de ojos — jóvenes seguramente — están pendientes en sus teléfonos, tabletas y computadores vía la Internet.
Esta es la Kings League, el nuevo proyecto de Gerard Piqué tras su efímera incursión por transformar la Copa Davis de tenis.
El ex astro de la selección de España y el Barcelona se retiró en noviembre para dedicarse de lleno a este nuevo modelo del fútbol.
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La liga amateur mezcla lo viejo con lo nuevo. Participan personalidades del fútbol como Iker Casillas, el exarquero del Real Madrid que a la vez es presidente o dueño de uno de los 12 equipos, o el retirado delantero argentino Sergio Agüero, quien también es presidente y juega. También participan varios jugadores españoles que recientemente se retiraron del fútbol.
En la primera jornada, el astro mexicano Javier Hernández participó una sola vez, pese a que se mantiene activo con el LA Galaxy.
Para Joan Capdevila, lateral izquierdo de la selección española campeona del Mundial de 2010 y la Eurocopa de 2008, es una oportunidad de volver a pisar una cancha.
“La verdad que es una ilusión”, dijo Capdevila, de 44 años, a The Associated Press. “Siempre que puedo intento ponerme las botas de fútbol.
Por eso la verdad que es un lujo poder estar aquí y poder participar en primera persona, verlo desde dentro. Todo lo que sea rozar el fútbol para mí es una pasión que se lleva desde pequeñito”.
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También abre una oportunidad para jóvenes futbolistas, los que nutren a fondo la liga, tras haber participado de pruebas y un draft. Muchos han tenido que desvincularse de clubes modestos.
Tal es el caso de David Soriano, zaguero de 23 años que rompió el contrato que tenía con un equipo de la quinta división y en el que disputaba partidos en estadios pequeños y que casi nadie veía en las pantallas.
“Tras pensármelo decidí apostar por la Kings League y no me arrepiento”, dijo Soriano a la AP. “Aquí esto es de una magnitud enorme, lo ven un montón de personas y por eso te digo que es una oportunidad para destacar y para seguir creciendo”.
Los paralelos, sin embargo, con el fútbol profesional 11 contra 11, acaban ahí. La mayoría de los presidentes de la Kings League no provienen del ámbito deportivo.
Todos son populares personalidades de la Internet en España — “streamers“, YouTubers e “influencers”, cuyo público tendría un recuerdo borroso de cuando Capdevila y Casillas eran los reyes del deporte.
Esas legiones de millones de seguidores representan la audiencia a la que quiere llegar la Kings League, que se transmite gratis en Twitch, la popular plataforma que sirve para la difusión de e-sports y videojuegos.
“La Kings League nace de una reflexión respecto a cómo es el fútbol hoy. Y porque hay una parte de la audiencia que cree que el fútbol se está convirtiendo a veces en un producto más aburrido, que los 90 minutos son a veces muy, muy largos y no pasan cosas que a veces hay empates”, dijo el CEO de la Kings League Oriol Querol a The Associated Press.
“La Kings League nace de una reflexión sobre cómo hacer más entretenido el fútbol”. Y por ende las singulares reglas de la Kings League.
El saque inicial asemeja al polo acuático, con los equipos corriendo para alcanzar primero el balón en el centro de la cancha.
Como en el hockey sobre hielo, una tarjeta amarilla deriva en el que el jugador salga del partido durante dos minutos; una tarjeta roja significa que el equipo debe esperar cinco minutos antes de sustituir al expulsado.
Los empates se definen mediante una tanda de penales, en la que los jugadores arrancan desde el centro del campo y tienen cinco segundos para anotar, fórmula que la MLS de Estados Unidos probó en la década de los 90. No se pueden hacer muy cambios.
Más llamativo, el técnico de cada equipo puede utilizar una “tarjeta dorada” previo al comienzo del partido y que le ofrece una “arma secreta”.
Ello le permite cobrar un penales en cualquier momento, excluir a un jugador rival durante dos minutos y que cualquier gol anotado por el equipo en los próximos dos minutos valgan el doble. Una nueva tarjeta permitirá a los equipos alinear a Piqué en su equipo.
Se encienden bengalas detrás de los arcos tras un gol. Las revisiones de video se muestran en una pantalla gigante en la que los jugadores y técnicos pueden discutir y tratar de convencer al árbitro, que lleva una de las múltiples cámaras y micrófonos que graban cada momento.
También están los trucos propios de películas: un jugador enmascarado con el nombre de “Enigma” participó en un partido. El propio Agüero disputó su primer partido vestido como un payaso.
Lo único que parece frenar el espectáculo son las interrupciones por los balonazos que impactan el techo del pabellón.
Pero todo parece estar saliendo a pedir de boca. La liga informó que alcanzó un tope de audiencia de 1,3 millones.
El domingo, unos 700.000 siguieron la actividad vía Twitch o TikTok al mismo tiempo que el Real Madrid visitaba al Athletic Bilbao, uno de las rivalidades más ancestrales del fútbol españoles.
Las compañías han tomado apunte. Los patrocinadores incluyen a Adidas y Spotify. El servicio de reparto de McDonald se encuentra entre las que han comprado publicidad. Barcelona, el “verdadero” club de fútbol, no ha querido quedarse atrás.
El presidente del Barcelona, Joan Laporta, acompañó a Piqué en el preámbulo de la jornada de la semana pasada y dijo que permitirá que el Camp Nou sea escenario del Final Four de la Kings League en marzo.
La Kings League también ha llamado la atención, en teoría, de su mayor rival. El presidente de la Liga española, Javier Tebas, le describió como un “circo” que no puede compararse con la industria del fútbol.
¿Tendría motivos para preocuparse?
Marc León, de 20 años, fue invitado junto a dos amigos tras fundar un club de fans del Rayo Barcelona y ser descubiertos por su presidente en las redes sociales. Retumban un bombo, agitan una bandera y corean canciones durante los partidos del Rayo, vestigio del fútbol clásico que se ha colado en lo que en realidad es un gigante estudio audiovisual.
León dice que tiene tiempo de sobra en su vida para ambos estilos de fútbol. “Es distinto. El fútbol tradicional es verdad que sí, porque aparte es una cosa que hemos vivido toda la vida y tampoco es como esto va a superar una cosa que con lo que hemos crecido desde pequeños”, señaló.
“El otro día también vinimos aquí, luego nos fuimos corriendo a la casa a ver el Barça-Madrid y vamos compaginando”. Así que si la Liga española es algo “tradicional” para León y sus amigos, quizás Piqué ya ganó.