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Tesla no tiene una oficina de prensa. Su director ejecutivo, Elon Musk, dice que la compañía no la necesita.
En su lugar, al mejor estilo Donald Trump, él utiliza Twitter más que boletines de prensa para comunicarse.
Y este viernes, Musk estaba en totalmente en modo Twitter.
Un nuevo libro sobre el director ejecutivo de Tesla está por lanzarse.
Una historia cuenta que en 2016, cuando Tesla estaba en problemas- Musk se contactó con su par de Apple, Tim Cook, para saber si querría comprar su compañía.
La anécdota añade que Musk insistió que, como parte del trato, él debía ser elegido director ejecutivo de Apple, y Tim Cook lo habría mandado a ya se sabe donde.
Sin una oficina de prensa con la que cotejar la veracidad de la historia, le pregunté a Musk por Twitter si era verídica.
Él respondió que nunca se había reunido o intercambiado mensajes con Cook.
«Hubo un momento en que pedí reunirme con Cook para hablar de la posibilidad que Apple adquiriera Tesla. No hubo absolutamente ninguna condición propuesta para esa compra. Él se rehusó a encontrarse conmigo. Tesla valía en ese momento el 6% de lo que vale hoy«.
Pero una particular revelación llegó en los retuits, cuando alguien sugirió que Musk sería un gran jefe para Apple, y él respondió: «Yo no quiero ser director ejecutivo de nada».
Algo similar había dicho el mes pasado cuando tuvo que presentarse ante un tribunal.
Hablando de cómo es ser director de Tesla, él dijo: «Lo odio bastante, preferiría mucho más invertir mi tiempo en diseño e ingeniería».
También añadió la razón de por qué continúa al frente de la compañía: «Tengo que hacerlo o, francamente, Tesla morirá«.
El hecho de que en repetidas ocasiones él diga que no quiere dirigir la empresa puede preocupar a algunos inversores.
Lo ames o lo odies, Musk tiene una visión y una personalidad que han llevado a Tesla a su éxito actual.
Por lejos, Tesla es la compañía de autos más valiosa del mundo.
Y aun así es asombroso como dirigir esta empresa no es suficiente para Musk.
Él también es el jefe de Space X, que en abril recibió un contrato de la NASA para llevar gente a la Luna.
También fundó The Boring Company en 2016, que busca revolucionar los viajes a través de avances en la tecnología de túneles.
«Atrapado»
Musk da la impresión de ser un hombre atrapado. A él claramente lo motivan las ideas, la innovación, el ingenio; el excitante comienzo de una nueva compañía.
Pero la transición de este nuevo emprendimiento a un negocio gigante lo coloca en otra posición.
El creador de Apple, Steve Jobs; los inventores de Google, Larry Page y Sergey Brin, y el hombre detrás de Microsoft, Bill Gates fueron todos visionarios.
Los actuales directores ejecutivos de esas compañías -Tim Cook de Apple, Sundar Pichai de Google y Staya Nadella de Microsoft son más que líderes capaces. Pero pocos los describirían como revolucionarios.
Elon Musk, por otro lado, proyecta la imagen de un emprendedor intrépido. Pero uno tiene la impresión que el proceso administrativo de dirigir una compañía, en general, no lo motiva.
De forma paralela a su exitoso crecimiento, el jefe de Tesla ha causado todo tipo de dolores de cabeza a los accionistas de la compañía.
Actualmente está siendo demandado por accionistas que dicen que el dinero de la empresa ha sido gastado en la adquisición del proyecto SolarCity que -según ellos- se está quedando sin fondos.
Al momento de ese trato, Musk tenía el 22% de las acciones tanto en Tesla como en SolarCity.
En 2018 él acordó dar un paso al costado como presidente de Tesla luego de tuitear que estaba considerando retirar a la empresa del mercado de valores y volverla una compañía privada.
Elon Musk puede ser la segunda persona más rica del planeta pero, extrañamente, no siente la libertad de hacer lo que él quiere.
Él es la prueba viviente que uno nunca es lo suficientemente rico para no estar en un trabajo que no te gusta.
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