Ha sido el incendio más mortífero jamás registrado en Chile. El domingo en la noche, el ministerio del Interior elevó a 112 el balance de muertos y apuntó que el Servicio Médico identificó 32 cuerpos, dijo el subsecretario de esa cartera, Manuel Monsalve.
Cientos de familias lo han perdido todo: sus pertenencias y sus casas han sido completamente devoradas por las llamas. Este es el caso de Marcela, que muestra a la televisión chilena la magnitud de los daños.
“Es como si hubiese sido una bomba atómica”, dice entre dos paredes ennegrecidas que siguen en pie. En el suelo no hay más que un montón de chapas, y sólo su horno no se ha quemado por completo.
“En la calle había llamas gigantescas. Los vecinos murieron quemados intentando escapar”, añade.
Chile ha declarado dos días de luto nacional tras los incendios forestales que afectaron a varias zonas urbanas de la región de Valparaíso, en la costa central. Las máximas autoridades de la región de Valparaíso han pedido que se acelere el trabajo de la investigación de fallecidos dado el alto número de personas reportadas en la policía como desaparecidas.
«190 personas siguen desaparecidas en Viña del Mar», dijo en una conferencia de prensa la alcaldesa de esa ciudad, Macarena Ripamonti.
Las altas temperaturas, el viento y la baja humedad propagaron rápidamente el incendio forestal, que alcanzó rápidamente las viviendas, explica Joan Saavedra, urbanista de Valparaíso que vio el fuego a 300 metros de su casa.
“Los primeros barrios que se encuentran afectados fueron los asentamientos informales levantados ilegalmente en las afueras de la ciudad, muy expuestos en estas laderas con árboles sensibles al fuego. Esta primera línea se vio afectada, y luego las llamas se propagaron a barrios más formales”, explica.
Con varios focos extintos cerca de los cerros más poblados donde el viernes el fuego causó estragos, empiezan a verse en Viña del Mar colinas residenciales reducidas a cenizas y largas hileras de autos carbonizados en las calles.
Se desconoce si son vehículos estacionados o de personas que intentaban evacuar y quedaron atrapados en el tráfico, tratando de escapar bajo una lluvia de brasas forestales.
«Es la tragedia más grande que hemos tenido desde el terremoto de 2010», afirmó Boric, en referencia al sismo de magnitud 8,8, seguido de un tsunami, ocurrido el 27 de febrero de ese año y que dejó más de 500 fallecidos.
En la última década se han multiplicado los episodios de mega incendios forestales en Chile relacionados al clima extremo, a altas temperaturas, una sequía prolongada, construcción de viviendas en sitios no habilitados y en gran porcentaje causas por negligencia humana.