No hay que acudir a la inteligencia artificial para llegar a la triste conclusión de que el olimpismo dominicano está en un callejón sin salida.
Como un voraz comején, la complicidad se ha apoderado de las estructuras deportivas y ha devorado todos los valores que ya son letras muertas en la Carta Olímpica, por lo menos, en la República Dominicana. Solamente un golpe de pueblo, de personas que no tengan miedo y no dependan del presupuesto del Comité Olímpico Dominicano, podrían ejercer la presión necesaria para que esa entidad comience hacer los cambios que prometió, comenzando por poner límite a los períodos vitalicios de casi todos los federados que tienen de 15 a 30 años en sus posiciones, creyéndose que recibieron una herencia de sus padres.
Con tanto tiempo en esas posiciones, han aprendido los trucos para burlar la transparencia. Me alegra saber que el Ministerio de Deportes que dirige Francisco Camacho, ha intensificado la supervisión a las federaciones y aplica un nuevo sistema que conlleva un régimen de consecuencia. Muy bien hecho por el titular de Deportes.
En el movimiento olímpico no se debate nada. No hay líderes a quienes acudir. Luis Mejía Oviedo y José Joaquín Puello, presidentes ad vitam del COD, al parecer han perdido todo el entusiasmo ante la falta de credibilidad de la entidad y han optado por sacar al COD de sus agendas.
La hipocresía de algunos federados es tan aberrante, que el ministro de Deportes, Francisco Camacho, hizo público que el Ministerio de Deportes ha aportado a las federaciones y al Comité Olímpico Dominicano, más de 4 mil millones de pesos y con muy pocas excepciones, todos guardaron silencio frente al ministro, sin embargo, llaman a los medios y conversan entre ellos, negando la aseveración del titular de Deportes.
Estamos en presencia de verdaderos misólogos, que odian el debate y temen poner las cosas claras.
‘’ Una cosa es con guitarra y otra es con violín’’ dice sabiamente el pueblo. El presidente del Comité Olímpico Dominicano, Garibaldy Bautista, se comprometió formalmente a impulsar una reforma estatutaria para poner fin a esos periodos vitalicios y todavía lo estamos esperando anhelosamente.
El presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach, fue electo en el 2013 y en el 2025 deberá dejar el cargo sin posibilidad de volver, por razones estatutarias. Resulta inconcebible pues, que el COD se rige por los estatutos del COI y sus cargos no tengan límites.
La complicidad y el miedo nos han derrotado. Insisto: solamente un golpe de pueblo y de personas que no tengan miedo, podrán revertir este vulgar engaño.
Por Ramón Rodríguez
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