París, EFE.- La australiana Ariarne Titmus dio el primer paso para convertirse en la ‘reina’ de los Juegos de París tras revalidar el titulo de campeona olímpica de los 400 libre al imponerse a la canadiense Summer McIntosh, plata, y a la estadounidense Katie Ledecky, bronce, en una eléctrica final que muchos no habían dudado en calificar como la “carrera del siglo».
No sólo ya porque en ella estuvieran las tres últimas plusmarquistas universales de la distancia, sino porque si Ledecky ha marcado una época y Titmus guía el paso en la actualidad, la joven McIntosh, de tan sólo 17 años, está destinada a dominar en un futuro próximo la natación mundial.
Ingredientes que habían convertido a la final de los 400 libre en una de las más esperadas de la cita parisina, pese al regusto semiamargo que dejaron las series matinales en la que ninguna de las tres malgastó ni un gramo más de energía del necesario para asegurarse su presencia en la lucha por las medallas.
Todo lo contrario de lo que ocurrió en la final, en la que como ya sucedió en los pasados Mundiales de Fukuoka la australiana Titmus salió “escopetada” con un primer parcial por 56.92, el mismo tiempo que empleo cuando estableció el récord del mundo.
Por detrás de la oceánica se situó al igual que en la ciudad japonesa la canadiense Summer McIntosh, que completó los primeros 100 metros 11 centésimas más lenta que Titmus, mientras que Ledecky, imbatible en distancias más largas, marchaba ya a 77 centésimas de la australiana.
Récord olímpico
París, EFE.- La estadounidense Gretchen Walsh estableció un nuevo récord olímpico en la prueba de los 100 mariposa tras imponerse este sábado en la primera de las semifinales de los Juegos de París con un tiempo de 55.38 segundos.
Walsh rebajó en 10 centésimas la anterior plusmarca olímpica en posesión de la sueca Sarah Sjostrom con un crono de 55.48 segundos desde los Juegos de Río 2016. Un tiempo que confirmó a la norteamericana, que fijo el pasado mes de junio un récord del mudo con un tiempo de 55.18 segundos.
En Números
22 años
Tiene Lukas Märtens, quien puso fin al maleficio que parecía perseguir a Alemania e hizo volver a sonar, treinta y seis años después, el himno germano en una piscina olímpica en homenaje a un nadador masculino, tras imponerse este sábado en la final de los 400 libre.