Redacción Deportes, 21 de Marzo (EFE).- Como en un guión de cine, el destino quiso que los dos compañeros de equipo se citaran como enemigos en el último capítulo para decidir el final de la película. Y llegó el conteo límite para lanzador y bateador en la parte alta del noveno episodio, que ya registraba dos outs.
Entonces, Shohei Ohtnai, que como los elegidos se había reservado para cerrar el juego de Japón desde la lomita, soltó un desconcertante ‘sweeper’, uno de esos lanzamientos venenosos con acentuada caída lateral que comenzó a ser moda el año pasado entre los píchers de las Grandes Ligas.
El jardinero Mike Trout, compañero de Ohtani en los Angels, no alcanzó a advertir el perverso efecto que tomó esa bola muy cerca del área de lanzamiento.
El ‘sweeper’ de Ohtani viajó a 87,2 millas por hora, poco más de 140 kilómetros, y dejó abanicando a Trout, que minutos antes había visto a los nipones poner fuera de circulación con doble matanza a Jeff McNeil y Mookie Betts.
Fue el out número 27 de la final del V Clásico Mundial y el consagratorio de Japón, que con un triunfo por 2-3 agrandó invicto su leyenda como máximo ganador del Clásico Mundial con tres títulos, y a expensas del campeón de la pasada versión.
Desde lo individual, el duelo final de los dos amigos ha puesto a pensar si es justo el abismo económico que les separa. El estadounidense acumula a los 31 años un patrimonio neto de 140 millones de dólares, y el astro japonés, tres años más joven, cuenta con 15 millones, según medios especializados.
Mientras Trout firmó en 2019 una extensión de contrato de 10 años a cambio de 360 millones de dólares y un salario neto de 35,4 millones, el mejor de las Grandes Ligas, Ohtani estudia el camino que tomará la próxima temporada sin que le falten pretendientes. Las conjeturas periodísticas garantizan que, al menos una docena de equipos estarían dispuestos a seducir al japonés con un contrato de 450 millones de dólares, y que la puja podría llegar incluso a 500 millones.
EL MEJOR DEL CLÁSICO MUNDIAL
El fenómeno de masas animó a casi medio país a ponerse frente a los televisores a cada juego de los Samurais en el torneo, según mediciones de audiencia. En cifras, unos 62,5 millones de los 125 millones que tiene el país siguieron religiosamente a su selección. Ohtani, quien el 5 de julio cumplirá 29 años, fue proclamado como el mejor jugador del Clásico Mundial de Béisbol 2023. El espigado lanzador y bateador de 1,93 metros que lleva el número 16 en la espalda, se unió en la selecta galería a su compatriota, el pícher Daisuke Matsuzaka, el único que ha repetido como Jugador Más Valioso, y primer responsable de los títulos en 2006 y 2009.
Durante la celebración en el césped del IoanDepot Park de Miami, la casa de los Marins, los pupilos de Hideki Kuriyama también rindieron un homenaje a un viejo conocido de ese recinto, el lanzador Ichiro Suzuki, decisivo con sus batazos para el bicampeonato japonés. Pero Shohei Ohtani, el hombre que puede llevar sus batazos a una distancia de más de 500 pies que son alrededor de 1.641 metros, de momento, no tiene techo. EFE