NUEVA YORK._ En 2016, tras la muerte de dos ciudadanos negros baleados por la policía con tan sólo un día de diferencia, Serena Williams se unió a un coro de deportistas afroestadounidenses para pronunciarse.
“íNo me silenciarán!”, advirtió.
“¿No hemos pasado por suficientes cosas, abierto tantas puertas, impactado miles de millones de vidas?”, preguntó Williams en Facebook tras las muertes de Philando Castile, cerca de St. Paul, Minnesota, y Alton Sterling, en Baton Rouge, Louisiana.
“Me di cuenta de que debemos seguir. No es cuestión de cuánto hemos avanzado sino de lo mucho que nos queda por avanzar todavía”, escribió.
No fue la única vez que Williams abordó el espinoso tema político. En varias ocasiones se ha referido al precio profesional que debieron pagar otros deportistas negros, desde Muhammad Ali hasta Colin Kaepernick.
Después de casi tres décadas como figura pública, pocos pueden igualar la serie de logros, medallas y trofeos de Williams. Y en medio de todo eso, la ganadora de 23 cetros del Grand Slam no ha permitido que el público se olvide de que es una estadounidense negra que acepta su responsabilidad como representante de su gente.
Desde el comienzo de su carrera, llamó la atención que Williams se destacara en un deporte dominado por los blancos. La niña negra había pulido sus talentos formidables en las canchas públicas de Compton, California, lejos de los clubes privados y privilegiados de dons surgía la mayor parte de los tenistas destacados.
Incluso como adolescente, su respuesta al racismo, la hostilidad y el menosprecio por parte del “establishment” la convirtió en un modelo a seguir para muchas afroestadounidenses.
Williams, de 40 años, ha indicado ahora que se dispone a colgar la raqueta, quizás en cuanto termine su participación en el US Open que arranca el lunes. Y los analistas deportivos harán recuentos de su reinado como una de las mejores de la historia.
Pero sin importar cuál sea su canto de cisne en el tenis, el estatus de Williams dentro y fuera de la cancha así como su impacto en la comunidad negra es incontrovertible.
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La mayoría de las personas negras entienden los sacrificios'', dijo Elle Duncan, conductora del noticiario SportsCenter de ESPN.
Si no pueden cuestionar tu juego, encontrarán otros motivos: Tus rastas, tu cabello, tu actitud, tu tipo de cuerpo, la ropa que usas. Eso fue siempre lo que se criticó de Serena, porque nunca fue su tenis».
Cuando las mujeres y niñas negras eran criticadas por usar trenzas o rastas atadas con cuentas en el trabajo el aula o la cancha, muchas de ellas se sintieron reivindicadas al mirar a Williams y a su hermana Venus. Ambas golpeaban la pelota con potencia, mientras las cuentas emitían al chocar un sonido tan glorioso como su colorido.
Algunas rivales de Williams, frustradas por la incapacidad de vencerla recurrieron a quejarse sobre su corpulencia. ¿Cuál fue su respuesta? Digna y sin inmutarse, desestimó las preguntas de la prensa sobre el tema.
En otros momentos, una Williams más alegre realizó pasos de danza urbana en la cancha, tras ganar el oro en los Juegos Olímpicos de 2012 en Londres, una referencia a sus raíces en Compton.