SAN SALVADOR, EL Salvador.- El cielo de San Salvador se vistió de Santo Domingo en la clausura de los XXIV Juegos Centroamericanos y del Caribe, en un vistoso espectáculo de uso intensivo de tecnología para hacer el traspaso de bandera para la ciudad que será sede del próximo certamen.
La alcaldesa del Distrito Nacional, Carolina Mejía, recibió la bandera de los Juegos cuando bajó el telón de San Salvador y ondeando con fortaleza encendió las luces para la próxima sede que acogerá a los atletas de 34 países en 2026.
En el tradicional traspaso de sede, el Comité Organizador Santo Domingo 2026 se lució con un espectáculo en el que se combinó la presentación de los atractivos turísticos de República Dominicana, un show artístico y un espectáculo aéreo con más de 200 drones en el cielo salvadoreño, que mostraban con luces los íconos característicos del país, incluyendo iluminar el firmamento con la bandera nacional, íconos de guloyas, flores, instrumentos musicales típicos del país, simulaciones de una pareja bailando merengue y referencia a la ciudad primada de América.
El merengue, el obelisco y el turismo fueron el centro del espectáculo producido por el dominicano Alberto Zaya, quien incluyó una participación de los artistas Pavel Núñez, Adalgisa Pantaleón, Miriam Cruz y un cierre con el joven merenguero Manny Cruz y su canción “Santo Domingo”, a la que hizo una adaptación para los XXV Juegos Centroamericanos y del Caribe que tendrán lugar en Santo Domingo en el verano de 2026.
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La ceremonia de clausura fue celebrada en el estadio de atletismo de la Universidad de El Salvador, en la capital de ese país, encabezados por el presidente del Comité Organizador de San Salvador 2023, Yamil Bukele, y el presidente de Centro Caribe Sports, el dominicano Luis Mejía Oviedo.
Asistieron como público los miles de voluntarios que colaboraron en el evento, así como los atletas de los diversos países que aún permanecían en el país centroamericano.
La primera en hacer su aparición fue Adalgisa Pantaleón con la canción “Bachata Rosa”, cuando a su salida una batería de drones formaba en el cielo una gigantesca rosa lo que arrancó los entusiastas aplausos de los espectadores sorprendidos por el novedoso recurso utilizado por República Dominicana en su ceremonia de recepción de la sede.
Se le sumó entonces Pavel Núñez para completar un mix de canciones popularizadas en la región de Centroamérica y el Caribe por Juan Luis Guerra. Los aplausos volvieron a hacer un rugido cuando otra vez en el cielo los drones formaron un ícono que hacía recordar a Juan Luis Guerra cantando con un micrófono y luego varias figuras de objetos propios de República Dominicana.
Pero cuando el público entendía que se apagarían las luces, salió al escenario un grupo de bailarines y actores disfrazados de diablos cojuegos, mientras salía la merenguera Miriam Cruz cantando “Baile en la calle”.