La historia formal de lo que hoy es Grupo Puntacana inició en Saint Thomas el cuatro de julio de 1970 con un apretón de manos entre Theodore W. Kheel, un destacado abogado estadounidense, y Frank Rainieri, un dominicano que quería “que llegara gente” al destino y generar ingresos para poder formar su familia.
Previamente, a Rainieri le había tocado asistir a un grupo de inversionistas quienes sobrevolaron la isla en busca de un terreno apropiado para instalar una escuela de marinos mercantes.
“Ellos vieron las playas del Este y preguntaron por los terrenos, se interesaron, contrataron unos abogados para averiguar por los propietarios y el precio de venta, pero no tenían dinero. El área de interés, unas 93,000 tareas, costaban 250,000 dólares”.
El dinero fue recaudado en un evento entre empresarios y sindicalistas de Nueva York en el que participó Kheel en calidad de mediador y quien era, además, presidente del Republic Bank. Un año después retornaron con el dinero y constituyeron la primera empresa contratando a Rainieri con un salario de 100 dólares semanales.
Pero con el paso de los meses, nada ocurrió. El administrador designado le prestó poco interés al proyecto por lo que, al acudir meses después a reportarse ante los inversionistas, debió de auxiliarse de Frank para contarles lo que había en el lugar.
“Ya tenía pensadas algunas cosas de las que se podían hacer, naturalmente, no era lo que es hoy, porque el que sueña tan lejos se cae, uno tiene que soñar por etapas y con los pies sobre la tierra”, expresa Rainieri. Una semana después fue convocado por Kheel a pasarse un fin de semana en Saint Thomas.
“Les dije que no la invitación, que solo pasaría el día, siempre he sido muy cauto”.
En el encuentro volvieron a hacerle las mismas preguntas aunque ya estaba más preparado, según El Dia.
Había que comprar un tractor para hacer un trillo desde Macao, construir diez cabañas, una casa club, dos plantas eléctricas de 25 kilos, una pista de aterrizaje y “un tanquecito, que ahí lo tengo todavía, todo eso con 250,000 dólares”.
Al momento de hablar del salario, Rainieri confiesa que fue la única vez en la que le habló mentira a T. Kheel. Le dijo que ganaba 800 dólares y le propusieron en respuesta pagarle 1,000 dólares.
Volvió a decir que no, a la espera de ser participante de la sociedad y el negocio se cerró con el salario de los US$1,000, pero reteniendo US$200 que eran suministrados en acciones de la compañía, y entonces llegó el apretón de manos del que hablamos al inicio.
De las primeras diez cabañas solo pudo completar nueve por falta de recursos, pero el 24 de octubre de 1971, con la bendición del padre Camilo González (hoy obispo emérito de La Vega) y la presencia del ex presidente de La República, Joaquín Balaguer, inauguraron Punta Cana Club. “Amigo Rainieri, ¿no encontró usted un lugar más cercano?”, fueron las palabras de Balaguer luego de que integrantes de la seguridad presidencial le notificaran que “eso era en el fin del mundo”.
Sus primeros visitantes llegaron ese mismo año, una familia de cinco personas y los primeros vuelos, (aviones de nueve pasajeros) en 1973.