Buenos Aires.- El panorama que muchos expertos vaticinaban para las elecciones primarias en Argentina, un escenario en el que los votos de la ciudadanía se dividían en tres tercios, contó con un protagonista inesperado: el ultraderechista Javier Milei fue el precandidato más votado de todo el arco político.
Con casi 7 millones de sufragios, el economista libertario, líder de la formación La Libertad Avanza, no sólo capitalizó el voto del descontento de la sociedad argentina, sino que se convirtió en el político más votado de entre los aspirantes a la Presidencia para el 22 de octubre.
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No obstante, a medida que fue avanzando el escrutinio (un 95 %) más se fueron acortando las ventajas entre su formación, que ganó con un 30,17 %, y las otras dos más votadas: la principal coalición opositora, Juntos por el Cambio (centroderecha), con un 28,25 %, y la oficialista Unión por la Patria (peronista), con un 27,15 %.
Las elecciones PASO (primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias) celebradas este domingo en Argentina dejaron a la que fuera ministra de Seguridad en el Gobierno de Mauricio Macri (2015-2019) Patricia Bullrich en la rampa de lanzamiento para intentar convertirse en la tercera presidenta del país, después de María Estela Martínez de Perón (1974-1976) y Cristina Fernández (2007-2015).
La candidata del ‘si no es todo, no es nada’ se impuso en la interna opositora al alcalde de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, al que aventajó en más de 1,4 millones de sufragios.
Aunque la tercera fuerza más votada fue Unión por la Patria, el que será candidato a la Presidencia, el actual ministro de Economía, Sergio Massa, se situó por detrás de Milei en la lista de aspirantes, con casi 5 millones de sufragios, un millón más que Bullrich.
Si bien competía en la interna con el dirigente social Juan Grabois -quien obtuvo 1,3 millones de votos-, Massa fue un candidato ‘de consenso’ entre las distintas familias del peronismo: el sector alineado con el presidente argentino, Alberto Fernández, el ala que responde a la vicepresidenta del país, Cristina Fernández, y el propio Frente Renovador que lidera Massa.
Y, pese a las circunstancias socioeconómicas que atraviesa Argentina, con casi un 116 % de inflación interanual, cerca de la mitad de la población en situación de pobreza y una brecha cambiaria cercana al 110 %, el peronismo obtuvo un respaldo mayor del esperado, mientras que Juntos por el Cambio cayó muy por debajo del 35 % que muchos le aventuraban.
Además de Milei, Bullrich y Massa, obtuvieron el respaldo suficiente para presentarse a las presidenciales del 22 de octubre el peronista no kirchnerista Juan Schiaretti -con quien Rodríguez Larreta intentó hacer una alianza para integrar su candidatura, lo que le costó muchas críticas internas- y la candidata del Frente de Izquierda y de Trabajadores Myriam Bregman.
La participación en estas elecciones primarias fue del 69,62 %, casi siete puntos porcentuales menos que en las de 2019, cuando se llegó al 76,4 % del censo electoral.
Unos 35,4 millones de argentinos estaban convocados para definir con su voto las listas de candidatos que quedarían habilitados para competir en las generales, en las que se elegirán presidente y vicepresidente, se renovarán 130 de los 257 escaños de la Cámara de Diputados y 24 de las 72 bancas del Senado, y se elegirán 43 representantes argentinos para el Parlamento del Mercosur (Parlasur, cuerpo legislativo del bloque integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay).
En ese marco, el peronismo retuvo su gran bastión electoral, la provincia de Buenos Aires, el distrito más poblado del padrón, donde obtuvo un 36,37 % de los sufragios para el actual gobernador, Axel Kicillof, único aspirante del oficialismo.
En cuanto a la ciudad de Buenos Aires, el candidato del Pro, Jorge Macri, primo del exmandatario Mauricio Macri, ganó la interna de Juntos por el Cambio al radical Martín Lousteau, quien contaba con el apoyo de Rodríguez Larreta.