Dicen que vienen a terminar con el “disfuncional sistema bipartidista” de Estados Unidos. Y que quieren terminar con la grieta que separa a la sociedad. Para eso lanzaron “Forward”, un tercer partido de centro al que ya adhirieron decenas de ex funcionarios demócratas y republicanos.
Lo lideran el ex candidato presidencial demócrata, Andrew Yang, y la ex gobernadora republicana de Nueva Jersey, Christine Todd Whitman.
Pero mientras la novedad política parece entusiasmar a muchos votantes, los antecedentes de candidatos y partidos independientes de la estructura tradicional estadounidense tienen una larga historia de fracasos.
Algo parece haber cambiado en los últimos años que dan esperanza al nuevo proyecto. En una encuesta que acaba de publicarse, el Centro de Investigación Pew descubrió que el porcentaje de votantes con una opinión desfavorable de ambos partidos políticos aumentó del 6% en 1994 al 27% en la actualidad.
Cuando se les preguntó la opinión de los encuestados a la afirmación “hay al menos un candidato que comparte la mayoría de mis puntos de vista”, el 43% está en desacuerdo, frente al 36% de 2018.
El 38% está muy de acuerdo en que “me gustaría que hubiera más partidos políticos para elegir en este país”, una cifra que incluye al 48% de los independientes y al 38% de los demócratas, pero solo al 21% de los republicanos.
Este último dato es relevante. Los demócratas y los independientes están mucho más insatisfechos con el actual sistema de partidos que los republicanos, y los adultos jóvenes están mucho menos satisfechos que los estadounidenses de más edad.
De hecho, el descontento disminuye notablemente con la edad. El sondeo muestra también que los hispanos están menos atados al sistema de partidos tradicional que los blancos o los afroamericanos.
El detalle está en que en este contexto, el nuevo partido pescaría su mayor cantidad de votos entre los demócratas, algo que terminaría favoreciendo a quien sea el candidato republicano.
El nuevo partido se forma a partir de la fusión de tres grupos que han surgido en los últimos años como reacción al sistema político estadounidense, cada vez más polarizado y bloqueado.
Son el Renew America Movement, formado en 2021 por docenas de ex funcionarios de las administraciones republicanas de Ronald Reagan, George H.W. Bush, George W. Bush y Donald Trump; el Forward Party, fundado por Yang, quien dejó el Partido Demócrata en 2021 y se convirtió en independiente; y el Serve America Movement, un grupo de demócratas, republicanos e independientes cuyo director ejecutivo es el ex congresista republicano David Jolly.
Dicen que su posición política dentro de la antigua lógica de izquierdas y derechas es que representan al centro. “¿Cómo resolveremos los grandes problemas a los que se enfrenta Estados Unidos? No con la izquierda. No en la derecha. Hacia adelante”, dice el video de presentación que está colgado en YouTube.
Yang es un emprendedor de varias empresas tecnológicas que renunció en octubre de 2021 al Partido Demócrata con una dura carta que difundió en las redes sociales y escribió un libro en el que ya anunciaba su intención de crear un nuevo partido para sortear la grieta entre demócratas y republicanos. Durante su campaña de 2020, una de sus principales propuestas fue la de lanzar una Renta Básica Universal de 1.000 dólares.
Lee más: ¿Qué pasaría si Donald Trump se niega a abandonar la Casa Blanca tras triunfo de Joe Biden?
Forward será presentado oficialmente en Houston, Texas, el 24 de septiembre y tendrán una convención como las de los “viejos” partidos cuando deban nominar al candidato presidencial. Aseguran que el partido estará registrado en 30 estados para finales de 2023 y en los 50 estados para finales de 2024, a tiempo para las elecciones presidenciales de noviembre ese año.
También dicen que su objetivo es presentar candidatos a todos los niveles, desde los consejos escolares y municipales hasta el Congreso nacional y la Casa Blanca.
Y de acuerdo a Andrew Yang, ya tienen un fondo de 5 millones de dólares para comenzar la campaña. Una cifra exigua si se tiene en cuenta que los republicanos de Donald Trump ya cuentan con más de 200 millones.
Históricamente, los terceros partidos no han prosperado en el sistema bipartidista estadounidense. Existen desde hace mucho tiempo y se presentan a casi todas las elecciones opciones como las del Partido Libertario o el Verde, sin mayor repercusión.
También se presentaron decenas de candidatos independientes. El magnate de la cría de pollos, Ross Perot, fue probablemente el más destacado cuando se presentó en las elecciones de 1992, cuatro años más tarde fundó el Partido de la Reforma y persistió en su intento frustrado.
El defensor de los consumidores y progresista de los años sesenta, Ralph Nader, tuvo influencia con su Partido Verde cuando desvió suficientes votos del candidato presidencial demócrata Al Gore en el año 2000 que ayudaron al republicano George W. Bush a ganar la Casa Blanca.
“Sí, es verdad que hay una historia de fracasos entre los intentos por terminar con el obsoleto bipartidismo, pero esta vez la sociedad estadounidense está preparada. Un tercer partido, ahora es una necesidad de muchos, de la mayoría, diría”, explicó en una entrevista con la CNN la asesora principal del nuevo partido Forward, Lucy Caldwell.
“El sistema actual está plagado de disfunciones, ya que los dos partidos principales son cada vez más susceptibles a los puntos de vista extremistas que no resuenan en la mayoría de los estadounidenses”.
Para afirmar esto, Caldwell se apoyó en una encuesta de Gallup que muestra que en 2003, el 56% de los votantes creía que los dos partidos existentes hacían un trabajo adecuado para representar al pueblo estadounidense.
En 2021, esta cifra había descendido al 33%, mientras que el porcentaje que pensaba que era necesario un tercer partido para lograr una representación adecuada había aumentado del 40% al 62%.
Otro reciente sondeo de USA Today/Suffolk añade un interesante dato a la conclusión de Gallup. Cuando se preguntó a los encuestados si los dos partidos existentes representaban adecuadamente las opiniones de los estadounidenses, sólo el 25% dijo que dos partidos eran suficientes, y el 26% aseguró que era necesario un tercer partido.
En tanto que el 34% cree que se necesitan “varios” partidos nuevos para representar la complejidad de la sociedad en esta segunda década del siglo XXI.
William Galston del Brookings Institute, ex subsecretario de la administración Clinton y autor de nueve libros sobre el sistema electoral estadounidense lo ve así: “La investigación en ciencias políticas muestra que este tercer grupo tiene razón. Si Estados Unidos tuviera un sistema parlamentario, tendríamos cinco bloques distintos de votantes: un partido progresista de Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez, un partido de centro-izquierda de Biden, un partido centrista/de orientación empresarial de Bloomberg, un partido tradicional-conservador de Pence y un partido populista conservador de Trump. Los votantes que dan prioridad al cambio climático podrían organizar un sexto partido “verde”, como han hecho en Alemania y otros países”.
“Está claro que el descontento con nuestro sistema de partidos está en su punto más alto en décadas, y que gran parte del descontento se encuentra en el centro del electorado”, escribió Galston. “Además, a menos que el sentimiento público cambie significativamente, una revancha en 2024 entre Joe Biden y Donald Trump presentaría a dos de los candidatos presidenciales menos populares de la historia moderna, incluso dentro de sus propios partidos”.
Otra vez los números dan la razón. El 43% de los demócratas dicen que Biden no debería presentarse a un segundo mandato, y el 38% de los republicanos dicen lo mismo de Trump. Si 2024 fuera una repetición de 2020, el 58% de los votantes dice que “consideraría” a un candidato presidencial “independiente moderado”.
Pero el experimentado profesor Galston advierte de que vuelva a ocurrir el fenómeno de Ralph Nader en la elección del 2000 y termine dándole nuevamente la presidencia a Trump y sus extremistas republicanos. “Los demócratas están mucho menos satisfechos con su partido que los republicanos y están más dispuestos a considerar alternativas a él.
Un candidato presidencial independiente o de un tercer partido centrista probablemente inspiraría más a los demócratas. Y como las elecciones presidenciales han sido tan reñidas en las últimas décadas, los efectos asimétricos de una candidatura independiente o de un tercer partido podrían resultar decisivos para devolver a Trump al Despacho Oval, a menos que dicha candidatura hiciera historia al triunfar sobre los dos partidos existentes. Pero a pesar del alto nivel de descontento actual con estos partidos, las probabilidades de que se produzca este resultado siguen siendo desalentadoras y las consecuencias del fracaso podrían ser catastróficas”.
La polémica está planteada y Twitter arde con los llamados de los demócratas para que Andrew Yang regrese al partido y de los republicanos para que la moderada ex gobernadora Christine Todd Whitman se atreva a enfrentar a los radicalizados trumpistas. Por ahora, ellos aseguran que no pararán hasta ver sus nombres en las boletas de Forward en 2024.