En diciembre de 1990 la Unesco declaró Patrimonio de la Humanidad al núcleo urbano más antiguo de la capital dominicana bajo el nombre de Ciudad Colonial de Santo Domingo. 35 años después se renueva respetando su historia y enfocándose en el mejor futuro.
El Conde
La calle que tiene su propio verbo, “condear“, es la espina dorsal de las 93 Ha. que la Unesco significó con su designación.
Aunque la intervención del Programa Integral de Desarrollo Turístico y Urbano de la Ciudad Colonial (su siglas son imposible de recordar) no comenzará en El Conde hasta el próximo mes de noviembre, sí hay una obra adelantada. El parqueo de la calle José Reyes ya ha sido demolido y en el proyecto de reconstrucción se contemplan algunas variables, como la de un espacio de esparcimiento público en su base.
Sus 800 plazas eran y serán indispensables para la normalidad del comercio y otras actividades en la Zona y fue administrado con gran eficiencia por décadas por la Asociación de Comerciantes del Conde, Asoconde, aunque manteniendo la propiedad municipal.
Los planos del proyecto ya están en fase de tramitación en las distintas oficinas. El proyecto ha nacido en el estudio del arquitecto y planificador urbano Marcos Barinas Uribe, que junto a su equipo realizó un exhaustivo trabajo previo con la premisa de “escuchar, escuchar y escuchar“ a todos los vecinos, comerciantes, turistas, visitantes localess, empresarios, autoridades…
Barinas ha proyectado un Conde que recupera su vocación habitacional (y no solo para alojamiento turísticos). Un Conde como eje cultural con espacios de esparcimiento para ver pasar el tiempo, la gente y la vida y con el objetivo decidido de recuperar la radición comercial que dio a la calle sus años de mayor esplendor.
El punto de partida necesitaba ese espacio de diálogo. En El Conde conviven intereses no siempre de la manera más armoniosa. Vendedores ambulantes y buhoneros con un comercio formal venido a menos. Hoteles recién estrenados con habitáculos en cuarterías. Familias dominicanas y turistas. Franquicias de comida rápida con comedores de 150 pesos el plato del día. Ruidosos negocios a los que nadie logra bajar el volumen de la bocina. Limpieza urbana superficial…
El objetivo de Barina siempre estuvo dirigido a lograr la meta de armonizar los grupos, bajo la premisa de que todo el mundo debe encontrar su espacio en El Conde.
Tema importante: los edificios abandonados. El Conde acoge algunos de los edificios más emblemáticos de la arquitectura dominicana del siglo XX. El edifico Copello, el Baquero, Diez, Cerame… Muchos de ellos vacíos esperando por una intervención profunda.
Parques y plazas
Si hoy son los centros comerciales los puntos de reunión y esparcimiento, durante siglos fueron los parques y las plazas de la Ciudad Colonial donde se hablaba, compartía… y conspiraba.
A partir de 2025 comienza la intervención de la Plaza de San Lázaro, el Parque de San Miguel, la Plaza de San Miguel (al norte de la iglesia), la Plaza de San Antón y el Parque de La Cangrejera.
También los espacios públicos, muy utilizados por sus vecinos, de la Calle Vicente Celestino Duarte, la calle El Naranjito , el Callejón Sal Si Puedes y el Callejón de Bacafar. El reto además de acondicionarlos, es lograr que no se conviertan, como ocurre en alguno de ellos actualmente, en puntos de los molestos teteos.
¿Colonia o provincia?
A pesar de que el nombre oficial es Ciudad Colonial y que los libros de Historia consideran que el territorio fue una colonia española, la discusión está sobre la mesa.
Santo Domingo fue mucho más que una colonia, fue una provincia española con todos sus derechos. Como muestra de la participación de los diputados dominicanos en las Cortes de Cádiz de 1812: José Alvarez de Toledo y Francisco de Paula Mosquera y Cabrera.