El Consultor Jurídico del Poder Ejecutivo, Antoliano Peralta desmintió categóricamente a través de una carta, las afirmaciones que hizo reciente el dirigente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Francisco Javier García, respecto a que el funcionario funge como enlace entre el Ministerio Público y el Poder Ejecutivo.
Peralta consideró que las afirmaciones de García son inciertas y aseguró que hay personas que se dan a la tarea de hacer afirmaciones como si fueran reales.
“Quiero reiterar que, a pesar de no haber tenido un trato personal extendido con usted, mi opinión sobre su persona estaba por encima de su fama, pero tengo que aceptar con resignación que algunas de las personas que ejercen la actividad política de manera habitual, por suerte son los menos, se creen con licencia de verter afirmaciones inciertas, como si fueren reales”, sostuvo.
A juicio del Consultor Jurídico, es tiempo de que a esa práctica se le ponga fin en la República Dominicana y que éste es uno de los objetivos principales del presente desmentido.
“Me permito informarle que en esta misma fecha he dirigido una comunicación a la Procuradora General de la República, inquiriéndole sobre sus afirmaciones para que sea ella y no el suscrito que de testimonio sobre la certeza o no de su narrativa”, explicó Antoliano Peralta.
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A continuación, la carta íntegra del Consultor Jurídico, dirigida a Francisco Javier García:
23 de marzo de 2023
Santo Domingo, República Dominicana
Escuché con asombro su afirmación en el sentido de que yo fungía como enlace entre la máxima representación del Ministerio Público y el Poder Ejecutivo.
Me apresuré a desmentir tal afirmación suya, mediante la publicación de un “tweet”, el pasado miércoles 22 de marzo.
Posteriormente, en su comparecencia al prestigioso programa “El Dia”, del canal 11, usted no sólo reiteró su afirmación anterior, sino que aseveró que estuve presente la semana pasada en la Procuraduría General de la República y refriéndose a mi persona, afirmó “que no sale de la procuraduría”, haciendo alusión incluso a detalles tales como el vehículo oficial en que me desplazo y la “escolta pagada por el Estado.
Le tengo la mala noticia de que, si bien me desplazo en un vehículo propiedad del Estado, no suelo usar escolta o personal de seguridad, lo cual, según me cuentan, fue distinto en su caso durante su ejercicio como funcionario público.
Igualmente, es oportuno que le informe que durante el curso del presente gobierno, al margen de las actividades públicas y colectivas que se han celebrado en el edificio que aloja la Procuraduría, a algunas de las cuales he asistido, solo he visitado en dos ocasiones el despacho de la máxima representación del Ministerio Público.
Ambos casos ocurrieron hace varios meses y han tenido como propósito la presentación de proyectos de ley que atañen tanto al gobierno central como a ese órgano del Estado (acompañado en todo momento por personal técnico de las dos instituciones).
Advierto que a usted le parecerá extraña esta conducta y sospecho que la misma no es propia de su esquema de pensamiento. Créame que lo entiendo. No obstante, la realidad es que estamos frente a un mandatario que ha abogado por la independencia real del Ministerio Público y frente a una procuradora general que, con su reputación precedente y conducta actual desmiente categóricamente la maliciosa afirmación de que pueda ser un instrumento movido por la voluntad del Poder Ejecutivo.
Quiero reiterar que, a pesar de no haber tenido un trato personal extendido con usted, mi opinión sobre su persona estaba por encima de su fama, pero tengo que aceptar con resignación que algunas de las personas que ejercen la actividad política de manera habitual, por suerte son los menos, se creen con licencia de verter afirmaciones inciertas, como si fueren reales.
Es tiempo de que a esa práctica se le ponga fin en la República Dominicana y éste es uno de los objetivos principales del presente desmentido.
Me permito informarle que en esta misma fecha he dirigido una comunicación a la Procuradora General de la República, inquiriéndole sobre sus afirmaciones para que sea ella y no el suscrito que de testimonio sobre la certeza o no de su narrativa.
Sepa que este diferendo no tiene de mi parte ninguna implicación personal y que albergo la esperanza de que, a pesar del desliz en que ha incurrido pueda usted rectificar dicha conducta y que la honorabilidad que subyace en cada persona pueda prevalecer en usted para bien de la organización política a la que usted pertenece y del país.
Permítame pensar que -en alusión de la celebre novela de Robert Louis Stevenson- en su accionar publico usted hará sobresalir al gran doctor Jekyll por encima del temido señor Hyde.
Le saludo con afecto y me suscribo a sus ordenes en caso de que algún modesto servicio de mi persona le pueda ser de utilidad.
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