Estos días se ha publicado en prensa especializada los nombramientos de varios gerentes en distintas cadenas hoteleras en la zona Este. Designaciones que se han llevado a cabo por ceses de actividad en algunos casos y por ascensos en otros. El más ilustrativo de ellos es el cambio de Jordi Guillaumet por Antonio Barreiro: el primero pasa de la gerencia del Flora a la del Tides en lo que ha sido considerado como una promoción interna de la empresa explotadora, Grumasa, y el segundo lo ha sustituido tras ser cesado en Palladium.
Los cambios en la gerencia de los hoteles de Punta Cana son constantes porque en esta zona se concentra el mayor número de establecimientos. Unos ejecutivos van y otros vienen en función de las necesidades de las copiosas hoteleras asentadas en este destino. Lo que es inhabitual, incluso insólito, o sea, llamativo, es que un hotel cambie de gerente de forma habitual, prácticamente a uno por año.
Y eso está pasando en un hotel del primer polo turístico de República Dominicana, donde los gerentes duran menos que un caramelo en la puerta de un colegio. Para que se hagan una idea del escaso tiempo que permanecen en sus puestos: sólo en los últimos 8 años ese hotel ha tenido 10 gerentes…
Es, como decíamos, un caso muy llamativo. Las razones de los continuos cambios se desconocen y aquí, sin entrar en el terreno especulativo, lo que queremos resaltar es el dato objetivo apuntado: que no hay un hotel en todo el país donde el puesto de gerente dure tan poco tiempo. Se trata de uno de los establecimientos más gigantescos del destino y que es propiedad de un empresario caribeño no dominicano.