En el ocaso del verano europeo y el preludio de un otoño catastrófico, el primero de septiembre de 1939, un engreído y petulante Adolf Hitler, bajo el arrebato de grandeza y superioridad, decidió desoír las advertencias del mundo, dando la orden de invadir Polonia, en su búsqueda incansable de primacía, abriendo de este modo las puertas del infierno, cuyo demonio se llevó entre sus garras unas 60 millones de almas ajenas a sus trastornos mentales y pretensiones dominantes, mientra de este lado del mundo el tirano Rafael Leónidas Trujillo se enfrentaba a sus propios problemas.
Esta afrenta recibió el rechazo de la mayoría de las naciones en el mundo, quienes decidieron no quedarse de brazos cruzados y declarar la guerra a Berlín, dando paso al conflicto bélico más mortífero de la historia, la Segunda Guerra Mundial (IIGM), evento que en seis años, aniquilaría 2.5% de la población mundial a la sazón.
Decididos a acabar con el poderío que por años se había orquestado en la potencia europea, las principales naciones del mundo atacaron inmisericordemente al poderío berlinés. Sin embargo, de este lado del mundo, donde se vivía en cierta calma, comparada con las atrocidades registradas en el viejo continente y tras el ataque a la base estadunidense de Pearl Harbor por parte de lo japoneses, aliados a Alenamania, el siete de diciembre de 1941, un fantoche tirano, decide declarar la guerra a Alemania.
Rafael Leónidas Trujillo Molina, quien se mantuvo por dos años al marguen del conflicto, más inflado que realista, decidió que era momento de que el mundo conociera de lo que “era capaz la República Dominicana al mando del Comandante Chapita”.
Es así como decide declarar la guerra a la Alemania Nazi y aunque no envió soldados directamente desde la nación caribeña, retó a un retorcido Hitler, quien en ese momento, estaba tan ocupado en cosas más peligrosas para su futuro físico y político, que la recién declaratoria bélica, le causó poco interes.
Dominicanos en la IIGM
Un total de 112 dominicanos se unieron a las filas de las tropas norteamericanas, peleando del lado de los aliados contra las pretensiones de Alemania de extender su dominio por toda Europa.
Sin embargo, desde antes, Trujillo ya le hacía frente a su “adversario” europeo, acogiendo unos 5,000 judíos, (perseguidos en ese tiempo por los Nazi) y ofreciéndoles tierras y acogida en Sosúa, Puerto Plata, como parte del «Plan Trujillo», que buscaba dar acogida a este segmento vulnerable de Europa.
Esto, como parte de la afrenta contra el control global y exterminio sistemático, que pretendía ejecutar Hitler en contra de la comunidad judía, persecución que dejó 15 millones de víctimas (registros no oficiales).
El antisemitismo era cruel, perseguía, torturaba y aniquilaba a quienes llevaban sangre judía, actitud que desconcertó (paradójicamente) al Generalísimo, que veía inconcebible que un ser humano se prestase a tal barbarie, como si la realidad de los 30 años de su dictadura en la República Dominicana fuese diferente al método, forma y creencia que se pretendía imponerse de aquel lado del mundo.
Leer también: Día de la Libertad, 62 años de la muerte del tirano Rafael Trujillo Molina
Hoy, a 63 años de la desaparición física del tirano, aún queda latente en la mente de estudiosos, el episodio satírico en el que Rafael Leónidas Trujillo Molina, pretendió sacar pecho a una Alemania, cuyo enfoque estaba tan distante de la República Dominicana, como 7,937 kilómetros existentes entre Berlín y Santo Domingo.