En mayo del 2008 fue la última vez que me referí a que el Centro Olímpico Juan Pablo Duarte, de la ciudad de Santo Domingo lleve el nombre de Juan Ulises García Saleta.
La entrega decía así y se publicó el día 8 de mayo del 2008. Hace años que publiqué este trabajo y a pesar de que ha recibido el respaldo de muchos, todavía no ha calado en los sectores de poder que pueden tomar una decisión.
Insisto con el mismo, a solicitud de diversos grupos del deporte nacional. “WICHE, Juan Pablo Duarte y Diez, nuestro Padre de la Patria y la Conciencia más pura de nuestra historia republicana, no sólo merece su nombre en el Centro Olímpico, como efectivamente lo tiene, sino que en vez de República Dominicana, el Estado Nacional nuestro debería llamarse Juan Pablo Duarte.
Sin embargo, las virtudes que adornaron al patricio nos llevan a que, en un acto de justicia y nobleza el mismo fundador de nuestra nacionalidad vería con buenos ojos, desde las alturas de la inmortalidad, que el Centro Olímpico ostente el nombre de Juan Ulises (Wiche) García Saleta.
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En modo alguno podría considerarse esta iniciativa como una blasfemia en contra del prócer fundador de la República Dominicana, Juan Pablo Duarte. Antes al contrario.
Sólamente ciudades importantes, provincias claves en la estructura económica del país y obras dotadas con la iluminación de lo sublime, resultan adecuadas para la designación del nombre de Duarte.
Designar con este nombre a un centro deportivo equivaldría a minimizar la grandeza con acentos inmortales de uno de los grandes próceres no tan solo de aquí, porque el perfil histórico de Duarte tiene proyección de universalidad.
Hace más de dos años sugerimos que a la entrada del parque deportivo se levantara un busto de su fundador. La Secretaría de Estado de Deportes y el Comité Olímpico Dominicano, acogieron nuestra petición y fue instalado en la parte frontal del velódromo.
¡Qué justiciero sería que el Congreso Nacional legisle en el sentido de que se le ponga el nombre de Wiche García Saleta al Centro Olímpico!
El espacio de esta columna es muy corto para recordar las virtudes del fundador de ese centro deportivo y uno de los principales responsables de la celebración en ese lugar de los XII Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe, Santo Domingo 1974.
Su labor titánica al frente del Comité Olímpico Dominicano, de la Secretaría de Estado de Deportes, de las Ligas Deportivas Campesinas, en fin del deporte en sentido general, así como su intachable vida pública y privada lo hacen más que merecedor de tal distinción.
Estoy en la plena seguridad que el Congreso Nacional, integrado por progresistas jóvenes políticos atenderá nuestra solicitud y hará sentir bien a la comunidad deportiva universal.
No me equivoco si pienso y lo manifiesto que Juan Pablo Duarte, desde el cielo, quien a su paso glorioso por estas realidades temporales dijo que ser justo es lo primero para ser felices, con la anuencia del todopoderoso derramaría sobre el universo deportivo dominicano bendiciones si esta solicitud prospera en el ánimo de nuestros legisladores.
Por: Héctor García
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