Santo Domingo.- El béisbol es un deporte muy duro que requiere un alto grado de exigencias a los prospectos que trabajan con la mirada puesta en conseguir un contrato profesional. El mismo demanda arduas jornadas de entrenamientos diarios, incluyendo los fines de semana, para poder corregir debilidades y perfeccionar los puntos fuertes de un joven talento.
Quienes logran un contrato con una organización de Grandes Ligas lo consiguen luego de “años fajados en el terreno de juego”, al que llegan con edades de entre cinco y ocho años, para estampar una firma a los 16. Sin embargo, hay excepciones de jóvenes que inician la práctica a una edad más avanzada y muchas veces firman después de los 16.
Mayormente se trata de lanzadores que iniciaron sus prácticas en la adolescencia, o que a pesar de comenzar el béisbol en su niñez, fallaron en desarrollar potencial de prospecto como jugadores de posición, y en el camino son convertidos en pitcher por la fortaleza de sus brazos.
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Este es justamente el caso de los prospectos Crìstofer Gómez, Starlin Escalante y Francisco Mercado, quienes a pesar de pisar un terreno de béisbol a una edad relativamente avanzada, trabajaron para entrar al negocio como profesionales y fueron exitosos en estos objetivos.
Cabe destacar como punto importante, que los tres prospectos aprovecharon el tiempo y las oportunidades para combinar deportes con estudios y hoy son jóvenes graduados de bachiller con calificaciones sobresalientes; herramienta que les permitirá seguir el camino de la superación personal si en algún momento fallan en sus intentos de convertirse en jugadores de Grandes Ligas.
Reporteros de El Nacional aprovecharon el momento de sus graduaciones para conocer el camino que tuvieron que recorrer hasta convertirse en peloteros profesionales con los Mets de Nueva York.
Crìstofer Gómez
Proviene de una familia humilde de la línea noroeste, específicamente de Monte Cristi, que se dedica a la ganadería y la agricultura.
Su camino hasta el profesionalismo fue extremadamente corto. Inició la práctica del béisbol hace un año y medio en la academia de su hermano Víctor Gómez.
“Mi proceso fue muy difícil porque por mi edad avanzada no todos entran. A mí me dieron la oportunidad de entrar al negocio y la estoy aprovechando”, indico
Velocidad del jugador
Crìstopher también habló de su velocidad al resaltar que tiene una buena bola rápida.
“Tengo una recta consistente en 94 millas, sin embargo, lo importante es mantenerse enfocado sin pensar mucho en las millas, ya que la mejoría en la velocidad viene sola, pero con trabajo. Lo importante es mantenerse en el camino del bien”, dijo el cibaeño, quien suele dominar a los bateadores rivales a base de bola rápida y lanzamientos rompientes, especialmente con la curva.
Starlin Escalante
Se trata de otro joven que llegó a la academia donde fue firmado, a la edad de 16 años. Este producto nativo de San Pedro de Macorís, sostiene que no fue nada fácil llegar porque durante el proceso tuvo altas y bajas.
“Gracias al apoyo de mi madre, quien fue mi motor de arranque y me mantuvo enfocado sin salirme del camino, pude lograrlo”.
Rememoró un comentario que le había dicho a su progenitora, sobre el hecho de que no podía jugar y estudiar al mismo tiempo.
“Yo le dije, mamá me voy a dedicar muy bien a la pelota y después si yo no llego, me dedicaré todo el tiempo a estudiar, así que después que me firmaron lo primero que hice fue ir a la oficina y pedir que me integren a los estudios, donde he dado el 100 por ciento”.
Tiempo en la academia
Este lanzador derecho tiene dos años en la academia de los Mets. Además de su bola rápida que viaja sobre las 90 millas por hora, posee y domina un cambio con el que saca de paso a los rivales.
Starlin inició en la academia Mamá Celia, de Ernesto Segura, en la Sultana del Este y de ahí fue reclutado por el escucha Romero.
Padres de Starlin
El joven es hijo de Francisco Escalante y Yaneth Andoma, quien como madre soltera se dedicó con esmero al cuidado de su vástago.
“Mis padres se separaron siendo yo un niño de cinco años”, reveló.
Narró que inició a jugar a los ocho años en el Barrio México, donde pasó su proceso hasta que llegó a la academia Mamá Celia.
Añadió que en esa academia sólo duró un año jugando hasta que hace dos años fue firmado por los Mets.
Francisco Mercado
Este es un joven santiaguero firmado por los Mets hace un año y 11 meses.
“Realmente el proceso fue fuerte, tuve que hacer muchos sacrificios, pero agradezco a Dios y a mi familia que me apoyaron, porque a mi edad de 18 años todo fue muy difícil”, expresó.
El graduando, quien tenía a su madre en el lugar, dijo que su progenitora está feliz porque ella siempre quiso que él fuera un profesional del béisbol “y gracias a Dios porque le permitió ver este sueño hecho una realidad”.
Mercado es un lanzador derecho que tuvo el desempeño esperado en la Liga de Verano, debido a que tuvo que prestarle más atención a su delgado físico.
“Tuve que durar aproximadamente dos meses comiendo y engordando, yo era extremadamente delgado y mis superiores querían que tomara más peso, con el fin de que mi brazo fuera más fuerte y pudiera lanzar más duro y con mayor velocidad.
En la actualidad su velocidad ronda las 95 millas, que combina con buenos pitcheos rompientes. Su meta a futuro es llegar a la Grande Ligas.
Apunte
Mensaje a los jóvenes
Gómez, Escalante y Mercado coincidieron en que para lograr sus sueños, los jóvenes deben poner a Dios en primer lugar en todo lo que hagan, deben trabajar duro, luchar, nunca bajar la cabeza y hacer todo con amor y dedicación.
Exhortan a no detenerse, a enfocar su rumbo a algo en específico y no dejar que la pereza y el cansancio domine.
“No se detengan, echen para adelante y sepan que siempre hay tiempo. No se escuden bajo la excusa de que están cansados, porque el tiempo es lo más valioso y hay que aprovecharlo, porque hoy estamos aquí, pero uno no sabe dónde va a ir a parar”.