Encumbrada en la falda de la montaña Siete Picos de Yamasá, provincia Monte Plata, está la humilde casa de Rosita, quien a sus 14 años vio su niñez truncada, al casarse con un adulto, que le representaba la vía para sacar a su familia de la pobreza y asegurar “un buen futuro”, tanto para ella como para sus descendientes, un reflejo del matrimonio infantil en la República Dominicana.
Hoy, Rosita tiene 38 y aunque sí logró mudarse a la ciudad y “mejorar su calidad de vida”, no pudo estudiar, ya que debió dedicarse a cuidar sus cinco hijos sola y chocar con la cruda realidad de tener que volver al suelo empolvado que cubre la casita de madera y zinc oxidado, que alguna vez le sirvió de morada.
Sus sueños se detuvieron por completo, pese a que en sus inicios, la idílica historia de “amor” entre Rosita y su entonces esposo mayor, se cernía como la principal opción de su familia, que no contaba con los recursos suficientes, siquiera para garantizar una comida al día.
Esa realidad le costó cambiar juegos por amenazas; muñecas por golpes y la libertad que le otorgaba la inmensa pradera que le servía como patio, por una vida encerrada, infeliz e inhumana.
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Matrimonio infantil en la República Dominicana
Y aunque Rosita es un personaje ficticio, su historia es la cruda realidad de muchas de las 32 mujeres que de cada 100, casaron o se unieron sentimentalmente antes de los 18 años en la República Dominicana, como consecuencia del lastre dejado por el matrimonio infantil, que preocupa a diversos sectores.
El pasado año, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), publicó un informe en el que resalta que en “República Dominicana, para el período comprendido entre los años 2014-2019, las uniones tempranas de menores de 18 años se han reducido de 37% a 32%”, aunque la cantidad resulta ser alarmantemente alta.
El informe publicado por la ONG en mayo del 2023, indica que en el mundo “640 millones de niñas y mujeres vivas en la actualidad se casaron en la infancia, lo que asciende a 12 millones de niñas al año”, una realidad que recrudece en los sectores más vulnerables.
La realidad preocupa a profesionales de la salud mental como la psicóloga y psiquiatra Francis Báez, quien entiende que esta situación es uno de los factores que influyen en el incremento de la violencia intrafamiliar y feminicidios, debido a que las relaciones han pasado de estar basadas en el amor genuino, al aspecto y conveniencia económica.
“Si nos damos cuenta de esto, aquí hay un factor dinero que interviene en el medio. Vemos muchas muchachas, jóvenes, bellas y hermosas, casadas ¿con quiénes?, con señores mayores, con dinero, por un interés y esas personas mayores como saben que tienen necesidades económicas, aceptan estar en ese tipo de relación”, indica Báez, quien resalta que no es una realidad exclusiva de las mujeres, sino que también se presentan casos a la inversa.
Es allí donde, a juicio de la experta, comienza el peligro, ya que por el rechazo que genera esa falta de conocimiento, llega “el maltrato, las infidelidades y los feminicidios”, como consecuencia de la manipulación ejercita por los adultos.
Para el representante de la Asociación de Padres y Amigos de la Escuela, Jaime Tolentino, esto representa una amenaza y retroceso para las niñas y niños del país, además de estar prohibido por las leyes dominicanas.
Tolentino asegura que por esta situación, los infantes “pierden su independencia, pierden su futuro, porque hay un retroceso. Dejan la escuela, están cautivas a la voluntad de ese adulto que extorsiona a esa niña”.
“La peligrosidad que existen en las relaciones entre menores con hombres adultos, es que hay una diferencia en la madurez emocional, por lo que las niñas no van a asumir roles, pero también están sometidas a situaciones a las que no están preparadas emocionalmente y pasarán a tener relaciones sexuales y formar un hogar con una persona que no ama”, reseña.
Afirma que la justicia debe ejercer su poder sobre los padres que permiten este tipo de uniones, especialmente por aspectos económicos.
“A los padres que cometen el error de comercializar con sus hijos, debe caerle todo el peso de la Ley, porque es algo injusto. El padre debe estar para cuidar, para sobre guardar su hijo, no para autodestruirlo, permitiendo relaciones ilícitas, entre un adulto y un niño”, sentenció Tolentino.
Ejemplo reciente
Uno de los casos más recientes y sonoros de relaciones entre adultos y menores, se habría producido entre el jugador de Grandes Ligas Wander Franco y una menor de edad, por lo que la estrella de los Rays de Tampa se encuentra en un proceso abierto y la madre de adolescente, es acusada de explotación sexual, al consentir una relación con el joven banilejo de 22 años y quien tiene un contrato de casi de US$ 182 millones de dólares.
El expediente filtrado a medios de comunicación, señala que la madre de la menor habría recibido altas sumas de dinero, qué, según el Ministerio Público, se habrían efectuado como pago para consentir esta relación.
Ante esta situación, juristas le han recomendado públicamente al campocorto que se case con la menor, para así regularizar su situación, debido a que, según el abogado Cándido Simón, esto le permitiría a la menor emanciparse y resolver la crisis que pone en peligro la carrera del joven beisbolista.
Pero ¿es posible que un/a mejor pueda casarse?
En 2021, el Poder Ejecutivo promulgó la Ley 1-21 que modifica y deroga varias disposiciones del Código Civil y de la Ley No.659 del 1944, sobre Actos del Estado Civil.
En esta normativa, se dispone lo siguiente…
“Artículo 3.– Modificación artículo 144 del Código Civil. Se modifica el artículo 144 del Código Civil de la República Dominicana para que en lo adelante rija de la forma siguiente:”
“Art.144.- Las personas menores de dieciocho años no podrán contraer matrimonio en ninguna circunstancia”
Sin embargo, parecería que en la práctica, esta disposición no se cumple, representando un reto para las autoridades, ya que en algunos casos, los involucrados han optado por “mudarse” con sus “parejas”, hasta que cumpla la mayoría de edad y pueda contraer matrimonio.