La descontrolada situación en Haití ha afectado no solo a los residentes en la caótica nación, sino que también impacta a decenas de pasajeros, cuyos vuelos han sido cancelados por la inestabilidad que atraviesa el país.
La República Dominicana no ha estado exenta de esta realidad y ha sufrido la suspensión de al menos 11 vuelos desde el pasado 29 de febrero, aunque la cantidad pudiera aumentar en los próximos días, debido a la falta de garantías de seguridad, tanto para los pasajeros, como para los tripulantes.
Desde la pasada semana, miembros de pandillas han intentado hacerse con el control de los aeropuertos, llegando incluso a impactar de bala un avión en el aeropuerto Toussaint Louverture, en Puerto Príncipe.
La aeronave se dirigía a Cuba, cuando desconocidos la emprendieron a tiros, logrando alcanzar al avión, que tuvo que suspender sus operaciones hasta tanto la situación esté controlada.
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Pero, aunque el incidente se registró el pasado jueves, aún continúa la inestabilidad e inseguridad, por lo que AERODOM ya ha anunciado la suspensión de sus vuelos desde y hacia Haití, hasta que las condiciones mejoren, en un país cada vez más convulso.
“(Las aerolíneas), están monitoreando continuamente la situación y en comunicación con los pasajeros afectados. Tan pronto sea posible garantizar la seguridad de los pasajeros y equipos en el aeropuerto, reanudarán los vuelos”, indica Luis José López, director de comunicaciones de AERDOM, al ser consultado por el Hoy Digital.
En cuanto a las medidas, López indicó que la empresa encargada de operar los aeropuertos del país, se rige por las normativas de las autoridades, en cuanto a la toma de decisiones para garantizar la seguridad del país.
“A nivel de medidas son las autoridades las que determinan cualquier acción a tomar, por el momento las aerolíneas han decidido pausar sus vuelos desde/hacia Puerto Príncipe hasta tanto mejore la situación de seguridad”, señaló.
Actualmente Haití vive una profunda crisis o social, política y humanitaria, que lo ha llevado al borde del colapso, realidad que se ha visto empeorada por la fuga de 3,800 reos durante el fin de semana.