Tahira Vargas le da una mirada crítica al contexto generador y propiciador de violencia, cuyas manifestaciones son socialmente aceptadas y hasta fortalecidas
La carga de violencia que se registra en la sociedad dominicana, que en ocasiones llega a niveles más que alarmantes cuando ocurren múltiples homicidios y feminicidios, es el resultado de un círculo vicioso estructurado en el maltrato físico desde el hogar, la aceptación social de las diversas manifestaciones de agresión, y un sistema de impunidad basado en vínculos con sectores políticos y policíaco-militares.
La interpretación es de la antropóloga social Tahira Vargas, quien afirma que si no se deshacen esos nudos será difícil bajar los índices de violencia que impactan al país.
Solo dos casos sangrientos ocurridos en agosto pasado reflejan el contexto de sus afirmaciones: un triple feminicidio cometido por un agente policial, y un homicidio del que se responsabiliza a un vicealmirante retirado que utilizó un arma ilegal para cometer el crimen.
El agente policial Esteban Javier Cora mató a su expareja Indira de la Cruz, de apenas 19 años, a su excuñada Indiana de la Cruz, a su exsuegra María Nelly Tejeda, al señor Liren Méndez, y provocó heridas a un niño de cuatro años.
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En medio de una discusión por un motivo irrelevante, en un sitio de venta de comida rápida, el vicealmirante retirado Félix Alburquerque y el comunicador Manuel Duncan se enfrascaron a golpes; aunque Duncan abandonó el lugar, Alburquerque lo persiguió hasta herirlo mortalmente.
“Eso no está divorciado de una persona que probablemente se crió en una familia donde le dieron muchos golpes, que cuando eran niños les dijeron que debían pelear y no ser cobardes, no está divorciado del hecho que piensen que la esposa le pertenece y puede castigarla maltratándola, entonces todo ese manejo de la violencia como algo normal que no tiene sanción, consecuencias, es lo que provoca todos esos casos.
“Además, en una sociedad donde miramos la corrupción solo desde una perspectiva, y no nos acabamos de dar cuenta que existe todo un sistema de corrupción y de impunidad que ha permitido que los hechos de violencia pasen desapercibidos y se queden sin consecuencias por el amiguismo, las relaciones con políticos o con policías y militares, es poco lo que se puede cambiar”.
Violencia contra la mujer
La violencia de género parece indetenible, ninguna iniciativa estatal ha logrado reducir las agresiones contra la mujer que cometen sus parejas o exparejas.
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En ese sentido Vargas entiende que se ha hecho muy poco para que esa realidad cambie.
“No se ha hecho nada para romper con el machismo, al contrario, seguimos fortaleciéndolo y atacando a las feministas de que exista el machismo y se lo hayan inventado, entonces niegas el machismo, niegas que hay un problema serio en la forma en que estás formando a tus hombres.
“Porque quiénes son los que cometen más homicidios, feminicidios, atracos, robos, accidentes de tránsito, son hombres, las cárceles están llenas de hombres”.
Desde su perspectiva, los responsables del incremento de la violencia contra la mujer son los gobiernos, el modelo educativo y las religiones.
“Las religiones le meten en la cabeza a las mujeres que tienen que ser sumisas, si el hombre las golpea tienen que aguantar y quedarse ahí, porque el divorcio está mal, no puedes separar a tu familia, entonces tienes que mantenerte en una relación a pesar de los maltratos, y además entender que el maltrato es normal”, afirmó.
Negación de derechos
Vargas no deja fuera del círculo de la violencia la que se ejerce contra los niños en el hogar, y que está socialmente aceptada y reforzada como un modelo de crianza.
A su entender, aceptar ese patrón de conducta refleja cómo está enraizada la negación de derechos en la sociedad.
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“Cuando tú tienes que se llevó un proyecto de ley para prohibir el maltrato infantil y las discriminaciones y no lo aceptaron en el Congreso, es evidente que no se quiere legislar a favor de la niñez, ni para que se sancione la discriminación.
“La discriminación es violencia, cuando humillas y maltratas verbalmente, excluyes por el color de piel, por preferencias sexuales o por alguna discapacidad“, afirmó.
El tema de los derechos no está enraizado en el modelo educativo
Modelo autoritario
Tahira Vargas considera que un elemento que incide en la reproducción de los patrones de violencia es la ausencia de un modelo de educación basado en derechos. Según su parecer, se tiene miedo a educar en derechos porque eso conspira contra el sentido de la responsabilidad que se debe inculcar, cuando es todo lo contrario.
En ese sentido planteó que en la sociedad dominicana se quiere seguir con un modelo autoritario, vertical, “con el que puedas maltratar, humillar y subsumir a las personas, y no interesa que estas sepan que lo que son es víctimas de violencia”.
Doble moral
La experta en antropología social considera que desde las esferas estatales hay un marcado interés por presentar a República Dominicana como un país que marcha bien en el contexto de los derechos ciudadanos y la violencia, pero en la práctica es todo lo contrario. “Hay mucha pantalla con el tema de las políticas públicas para reducir los niveles de violencia, hay mucho querer cumplir con los estándares internacionales, y querer vender que en el país todo está bien, pero en realidad no se está haciendo nada para cambiar toda esta situación de violencia, al contrario, se legitima”.