Una de las principales características de los cohetes Hellfire R9X o cuchillos voladores, lanzados por drones en Kabul, corta y destruye el objetivo sin causar ninguna explosión ya que no tiene bombas en su interior.
El misil, que es lanzado por un dron y operado por agentes de la CIA, acabó el pasado domingo por la noche con la vida del jefe de Al Qaida, Ayman Al Zawahiri, es el Hellfire R9X o cuchillos voladores, la versión modificada del cohete Hellfire.
Conocido por ser un arma antitanque desarrollada en la década de 1980 que en varias ocasiones fue modificada, de manera muy especial después de los ataques del 11 de septiembre para apuntar únicamente a un individuo o al blanco en cuestión sin causar mayores destrozos.
Este cohete no tiene ojivas explosivas y elimina el objetivo sin dañar a las personas y estructuras cercanas con sus seis cuchillas que se despliegan momentos antes del impacto.
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Las mismas cortan el blanco sin causar explosión alguna. Su versión anterior dejaba un rastro de quemaduras y escombros, algo que no sucede con el Hellfire R9X. Mide un poco más de cinco pies y pesa poco más de 45 kg.
El Hellfire R9X “flying ginsu”, que lleva el nombre de una marca estadounidense de cuchillos inspirada en Japón ya se empleó en otras operaciones para cazar a terroristas islámicos.
Una de ellas fue la que acabó con la vida de Jamal al-Badawi, responsable del atentado contra el USS Colea en enero de 2019, y a Ahmad Hasan Abu Khayr al-Masri, en febrero de 2017, otro de los miembros de Al Qaida. Su existencia nunca ha sido confirmada por EE.UU.