Un fiscal de Nuakchot imputó a un comisario de policía y otros tres agentes por torturar y asesinar a un joven activista «haratine» (descendiente de antiguos esclavos) en una comisaría de la ciudad el pasado 9 de febrero, informaron a EFE este martes fuentes judiciales.
La muerte de Souvi Ould Cheine en una comisaría de la capital mauritana provocó una violenta conmoción en las calles y dio lugar a numerosas manifestaciones.
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A la víctima se le trasladó a las dependencias policiales en la noche del día 9 a causa de una denuncia presentada por un acreedor y su cadáver apareció horas después en la morgue de un hospital de la ciudad.
La autopsia realizada al cuerpo concluyó que las causas de la muerte eran fracturas en el cuello y estrangulamiento, tras lo que el comisario de policía y varios de sus colaboradores fueron detenidos.
En el caso de los tres oficiales, la Fiscalía les acusa de encubrir el crimen y ocultar pruebas.
Si son declarados culpables, el comisario y los agentes corren el riesgo de ser condenados a muerte, que de facto se convierte en cadena perpetua, ya que la pena de muerte no se aplica en Mauritania desde hace décadas.
Los «haratines» son personas de raza negra descendientes de antiguos esclavos. La esclavitud fue oficialmente abolida en Mauritania en 1980 y castigada como delito en 2007. Sin embargo, su persistencia llevó a recalificarla de «delito imprescriptible» y «crimen contra la Humanidad» en 2015.
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