Hace un año, el jueves 24 de febrero de 2022, el presidente ruso Vladimir Putin lanzaba su ofensiva contra Ucrania y el pueblo se despertaba bajo las bombas. RFI recogió testimonios en varias ciudades del país para saber cómo la gente ha vivido este primer año de guerra.
“Nosotros teníamos muchísimo miedo de perder nuestro hogar, nuestros seres queridos, y nuestra preocupación era por la posibilidad de una ocupación rusa. Por eso muchísima gente huyo de Odesa, y la ciudad estaba casi vacía. El centro estaba bloqueado para los civiles y nadie podía entrar, por ejemplo, en teatros de ópera”, recuerda Katerine Martell, una lingüista habitante de Odesa.
“Tenemos tanta incertidumbre”
“Ahora la situación es mejor, pero tenemos tanta incertidumbre. Uno no puede ni planear su futuro ni pensar en cosas cotidianas. Todos estamos preocupados por las noticias, por nuestros amigos, nuestros familiares. Claro que es todo muy difícil y muy diferente, porque nadie, nadie pudo acostumbrarse a esto”, agrega la mujer.
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Por su parte, Illa, un camarero de 23 años, cuenta que “cuando empezó la invasión, era representante de ventas de uno de los almacenes en Odesa… Tuve que escapar a mi ciudad en el oeste de Ucrania y luego, al comienzo del verano, me vine a Kiev”.
“Recientemente he pensado cómo las cosas han cambiado. Hay momentos positivos como que he conocido a personas nuevas… Tengo nuevas oportunidades, nuevas posibilidades, nueva ciudad. Claro que hay momentos extremadamente tristes, desagradables. Todos esos momentos hacen que me preocupe. Como ataques, terror, genocidios como el de Bucha”, prosigue el joven.
“Alguien tiene que protegerla”
Yuri, en cambio, era cantante. Se unió a las defensas territoriales hace un año, hoy hace parte del ejército y está ubicado en el frente sur de Zaporiyia. “Lo más difícil es la inconformidad. Como seres humanos nos acostumbramos a una vida confortable, a vivir bajo un techo, pero no lo hay. La calefacción, la ducha… Pero eso es lo que es. Había que hacerlo. Si no era nosotros, entonces quién. Tenemos familias, parientes, una nación. Y alguien tiene que protegerla…”, dice, resignado.
Sobre los crímenes cometidos por Rusia, el abogado y activista de derechos humanos Volodimir Yavorski, afirma que “quedó claro de inmediato: hemos estado monitoreando y recopilando información sobre delitos desde 2014 tanto en el este del país como en Crimea, por lo tanto, para nosotros, las tácticas del ejército ruso no son nuevas y por eso estábamos preparados para ello”.
“Vimos cuando empezaron a bombardear las primeras ciudades con aviones, cuando los aviones sobrevolaron Chernihiv y bombardearon, o cuando comenzaron los primeros arrestos en el este, en la región de Jersón, o de Zaporiyia. Entonces fue obvio que los abusos serían masivos y habría grandes violaciones de derechos humanos”, enfatiza el que también es integrante del Centro por las Libertades Civiles, galardonado con el Nobel de la Paz.
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