A la Policía Turística (Politur) llegan las denuncias de turistas que visitan la República Dominicana en busca de conectar relaciones personales con otros individuos que conocen en la aplicación de citas homosexuales Grindr, pero terminan siendo atracados, desvalijados, extorsionados y hasta golpeados.
Por ello, Minoru Matsunaga, director de Politur, y Carlos Mancebo Núñez, director de Inteligencia, explicaron cómo operan las redes de malhechores y la forma de evitar las agresiones.
Por medio de la aplicación diseñada para citas entre homosexuales y bisexuales, ciudadanos de otros países conocen a dominicanos con los cuales transan una relación sexual a cambio de dinero o solamente por placer.
Una vez en suelo dominicano, el extranjero sale de su zona de hospedaje y se traslada en un medio de transporte propio o enviado por el «delincuente» al lugar acordado, que suele ser otro hotel, según Diario Libre.
Una vez en el lugar, el turista se expone a varias situaciones peligrosas. En algunos casos, descubre que el perfil de la persona con la que había hablado era falso y, en su lugar, se encuentra con un delincuente que le despoja de todas sus pertenencias.
En otros casos, sí se lleva a cabo la relación sexual, pero el prestador del servicio se aprovecha de un descuido para desvalijar a su acompañante.
Mancebo Núñez indicó que Politur ha asistido a trifulcas por insatisfacción del turista con el servicio brindado y el cobro compulsivo ejercido por el dominicano. Incluso han ocurrido daños a la propiedad del hotel, que se convierte en actor civil para reclamar las reparaciones.
“Les despojan dinero en efectivo, celulares; una o dos personas han sido agredidas porque se han resistido al despojo, otros salen huyendo, desorientados y otros se constriñen de hacer cualquier denuncia para que no se dé a conocer el servicio que estaban buscando”, agregó el oficial.
Otra modalidad de la que ha tenido conocimiento Politur consiste en el “sextorsión” o extorsión sexual.
“Cuando tú expones parte de tu cuerpo o algunas caricias íntimas, entonces el estafador amenaza con publicar las imágenes y exige el pago de un chantaje”, explicó el coronel Mancebo.
Varias cuestiones dificultan la persecución del referido tipo de delito. Lo primero es que los turistas tienen que regresar a su país, así que disponen de poco tiempo para continuar el proceso judicial. Pero el obstáculo mayor es el miedo a que se conozca que se buscaba ese tipo de servicio por razones personales.
También es imposible conseguir la dirección IP de los usuarios de Grindr de manera que no se puede individualizar de quién ha sido la conexión.
La recomendación del director de Politur es simplemente que “en ningún país en que estén como turistas estén inventando con esto”, porque estarían tratando con un desconocido que podría usar la identidad de otra persona.