Punta Bergantín y Cabo Rojo son dos proyectos turísticos impulsados por el Gobierno dominicano para potenciar dos zonas tan dispares como son Puerto Plata y el sur del país. Dos desarrollos que nacen para competir con los destinos que son el epicentro del turismo de RD, el Este, y que van a servir para ampliar y dinamizar una oferta al alza y de fuerte demanda externa.
Punta Bergantín ha nacido con posterioridad al de Pedernales, pero ya camina a un ritmo tan vigoroso que da la sensación de que acabará superándolo. Los acuerdos firmados estos días (los dos hoteles Hyatt del Grupo Martinón y el de Meliá en alianza con el Grupo Punta Cana) así lo hacen predecir, al menos en apariencia.
A Cabo Rojo le costará más despegar porque aún no cuenta con aeropuerto, porque carece de infraestructura viaria y de oferta complementaria y, porque, además, no despierta mucho interés entre las compañías hoteleras. La inversión no está corriendo a cargo de las marcas que se van a implantar sino que el dinero proviene del Estado.
La situación puede acelerarse en Pedernales si el Gobierno apuesta por desarrolladores acreditados, con conocimiento en la materia. Si el Gobierno decide dar el paso con un staff de nivel el nuevo polo podrá competir con los destinos maduros. Punta Bergantín ha dado en el clavo poniendo al frente a Andrés Marranzini.