¿Qué impacto tendrá la inteligencia artificial en nuestras economías y sociedades? Esta es la pregunta más debatida en el Foro de Davos de este año.
Una treintena de sesiones están dedicadas a la inteligencia artificial (IA), y los protagonistas de esta revolución tecnológica están presentes en la estación alpina suiza para responder a todas las preguntas y dudas que plantea la inteligencia artificial. Esta herramienta, accesible al público en general con ChatGPT, es fascinante, pero también asusta a los dirigentes de empresas.
Los numerosos estudios sobre el tema publicados en vísperas del Foro arrojan todos un panorama bastante preocupante. Encuestados por los organizadores del Foro, los empresarios consideran que la IA es un riesgo para nuestras sociedades. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha dado en el clavo en un estudio prospectivo que estima que la IA podría destruir hasta el 60% de los empleos existentes en las economías avanzadas.
Para los líderes empresariales, esta ola de destrucción de empleo ya está en marcha. Una cuarta parte de los líderes empresariales del mundo encuestados por la auditora PwC cree que los puestos de trabajo desaparecerán ya en 2024 como consecuencia de la IA.
Poco entusiasmo
Según la encuesta de Deloitte, los jefes adoptan la IA con bastantes reservas y más vergüenza que entusiasmo. Muchos se sienten obligados a utilizar la IA para reducir costes más que para innovar. Dos tercios del panel que ya han introducido una dosis de IA en su empresa están divididos sobre los efectos. La gran mayoría adopta una actitud de espera.
Es difícil comprometerse a invertir hasta que el marco normativo esté claramente definido. El presidente de IBM, Arvind Krishna, pide que se superen estas reservas. Es uno de los jefes que repite al infinito que la IA puede suponer un asombroso aumento de la productividad. Tenemos que hacerlo ahora», afirma, «no dentro de dos o tres años».
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Diferentes niveles de compromiso
El compromiso de los líderes empresariales varía mucho de un país a otro. Es muy fuerte en la cuna de la IA, Estados Unidos, pero también en países que la han convertido en un pilar de su desarrollo, como China y los países del Golfo. Es en Oriente Medio donde el nivel de formación en la empresa es más alto, con un 11%, y en Europa el más bajo, con sólo un 5%, según un estudio de la consultora internacional de estrategia BCG.
Pero también hay enormes disparidades de un país a otro. Según PwC, casi el 40% de las empresas estadounidenses y británicas utilizan IA. En Noruega y Japón, la tasa se eleva al 50%. En Francia, la cifra es del 20%, y sólo del 9% en Alemania.
Para los protagonistas de la IA, Davos es también una oportunidad de darse a conocer mejor. Las start-ups presentes desean reunirse con inversores que les apoyen y, por qué no, presentar sus conocimientos a Sam Altman, responsable de OpenAI. Entre las prometedoras start-ups presentes en Davos hay un puñado de empresas francesas, entre ellas Dust, Giskard y Mistral AI, considerada ya como la mayor esperanza europea en el campo de la inteligencia artificial.