Hambruna, crisis política, elevados niveles de inflación, escasez de combustibles y el asedio de las pandillas, son solo algunos de los males que golpean a Haití, la nación más pobre del hemisferio.
El país que junto a República Dominicana, comparten la isla de La Española, tiene una realidad político-social muy distinta a su vecino del este.
El intelectual e investigador estadounidense Danny Shaw se encuentra en Haití realizando investigaciones, en una entrevista telefónica con Hoy Digital expone:
«Aquí la gente trata de sobrevivir de cualquier forma, no es fácil conseguir un plato de arroz con carne o de víveres, que suele costar entre 500 y 700 gourdes. Muchos haitianos venden artículos en las calles, otros trabajan construcción, labores agrícolas y una gran parte de la población depende del dinero que le envían del extranjero; las remesas».
La remesa es uno de los renglones económicos más importante del país caribeño, la mayor parte provienen de Estados Unidos y República Dominicana.
Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) publicado en 2023 resalta que Haití recibió remesas por valor de 1,616.8 millones de dólares desde República Dominicana en los últimos dos años y medio. La tasa de cambio de gourdes por dólar estadounidense actualmente se cotiza a 131.67 por 1.
Edwin Paraison, exconsul de Haití en RD explica que fruto de la inflación en la antigua colonia francesa todo es muy caro, desde los artículos de primera necesidad hasta los insumos y combustibles.
Puerto Príncipe, una ciudad de refugiados
En opinión de Shaw, Puerto Príncipe, la capital haitiana es una ciudad de refugiados, muchos amanecen amontonados en parques, en plazas abandonadas y hasta en estadios.
«Muchos haitianos no tienen donde vivir y al dormir en grupos, se protegen también de las pandillas. Las gangas se reparten los bloques y barrios de la capital», enfatiza el catedrático de la Universidad Pública de Nueva York (CUNY) por sus siglas en inglés.
El intelectual oriundo de Boston, Massachusetts, señala que muchos de los niños que quedaron huérfanos tras el terremoto de 2010, hoy son líderes de bandas o simplemente pandilleros, fueron dejados a su suerte, ni el Gobierno ni las instituciones privadas le brindaron la ayuda necesaria para alejarlos de las calles.
El conflicto armado
Desde julio de 2021, fecha en la que asesinaron al presidente Jovenel Moise, la violencia se ha incrementado, las pandillas han tomado el control de las calles de Puerto Príncipe y otras ciudades, miles de haitianos se han visto obligados a dejar sus hogares para convertirse en refugiados.
«Las bandas tienen gran armamento militar que se sobreentiende proviene de Estados Unidos. Los líderes de pandillas son especie de Robin Hood, el legendario ladrón británico que era muy querido por los pobres porque repartía parte del botín», asegura él analista de RT y TeleSur.
La espera de un mesías
Al igual que en todas las naciones empobrecidas, los nacionales de la tierra de Toussaint y Dessalines están muy divididos, sus objetivos no parecen ir más allá del día a día, de la lucha por sobrevivir. Sin embargo, expertos en geopolítica consideran que podrían unificarse en torno a un líder, figura mesiánica o por una causa.
«En los días que llevo aquí, he notado que muchos están muy unificados en torno a la construcción del canal del río Masacre, pareciera que eso le levanta el honor, el orgullo patrio», opina el profesor Shaw.
El regreso del exsenador y líder rebelde Guy Philippe y su llamado a desobedecer el Gobierno de Ariel Henry, ha generado gran apoyo popular y durante la tarde del lunes logró movilizar ciudades como Juana Méndez, Jererie, Petit Goave, entre otras.
Al ser preguntando sobre el liderazgo de Philippe, Edwin Paraison explica: «la gente está desesperada, eso lo hace aferrarse a ese tipo de líderes».