El turismo caribeño ha destacado por su recuperación tras la pandemia, pero hay otros factores en juego que podrían ralentizar el sector turístico este año.
«Vemos grandes, grandes avances para el turismo caribeño, pero nos enfrentamos a algunos retos», declaró Nicola Madden-Greig, presidenta de la Asociación de Hoteles y Turismo del Caribe ( CHTA), después de la entidad publicara la semana pasada los resultados de su encuesta entre los miembros.
«Tenemos vientos en contra que siguen afectando a la industria, y tenemos que seguir vigilando esto, especialmente si hay algún tipo de movimientos inflacionistas o recesivos en nuestros mercados de origen», agregó
En la encuesta de febrero de 2023 participaron cerca de 100 empresas, de las que el 77% representaban al sector del alojamiento y el resto a otros sectores relacionados con el turismo, como atracciones, touroperadores y restaurantes.
En la encuesta de la CHTA se preguntó a los encuestados qué consideraban que motivaba a la gente a visitar el Caribe o la disuadía de hacerlo. La hospitalidad y amabilidad de la isla, así como la limpieza, encabezaban la lista de pros, mientras que la preocupación por un precio razonable de los billetes de avión y la disponibilidad, así como la seguridad, figuraban en la lista de contras.
La encuesta también concluyó que la mayoría de los propietarios y operadores de empresas esperan que los beneficios sean similares a los de 2022. Pero también prevén mayores costes de explotación y esperan mantener los precios fijos o subirlos ligeramente. Muchas empresas están pagando la deuda contraída por la pandemia o están invirtiendo en mejoras para sus negocios.
La mayoría de los encuestados del sector hotelero esperan que las tasas de ocupación y el ADR sigan aumentando. Más de la mitad de los empresarios prevén aumentar su plantilla este año, a pesar de que la escasez de mano de obra es una de las principales preocupaciones.
Otros problemas citados en la encuesta son el aumento de los costes de explotación, los impuestos y aranceles, las deficientes infraestructuras de carreteras, aeropuertos y puertos, la insuficiente comercialización de los destinos, el cambio climático y el sargazo, cuya acumulación a lo largo de 5.000 millas este año podría ser la mayor jamás registrada; aún no se sabe con certeza qué destinos se verán afectados.