Tras conocerse la información de que la vicesecretaria de Estado de los Estados Unidos, Wendy Sherman, vendría este miércoles a la República Dominicana a reunirse con el presidente Luis Abinader, la primera pregunta fue: ¿ A qué?
Y es que no se conocía la agenda que motivaría la visita de quien es la segunda persona al mando en el poderoso Departamento de Estado de Estados Unidos.
Sin embargo, ayer parte de estas dudas se despejaron cuando vía una nota de prensa el Departamento de Estado norteamericano reveló el tema. Indicó que durante la reunión se trataría una amplia gama de temas , incluida la situación urgente en Haití.
El viaje de Sherman a la capital dominicana se inscribe en la gira que lleva a cabo, del 10 al 14 de abril, por Nueva Orleans (EE.UU.), Santo Domingo y Buenos Aires, según un comunicado de la legación.
En Santo Domingo, Sherman se reunirá con el presidente dominicano, Luis Abinader, y el ministro de Relaciones Exteriores, Roberto Álvarez, entre otras autoridades.
Una propuesta del Gobierno de Estados Unidos sobre la crisis haitiana
Hoy, una fuente de entero crédito, nos reveló que se trataría de presentar al Gobierno dominicano una nueva propuesta del Gobierno de Estados Unidos sobre la crisis haitiana.
Y es que en los últimos meses se advierte un cambio de estrategia del Gobierno de Biden en relación a Haití. Fuentes experimentadas e informadas sobre el tema haitiano aseguraron al Miami Herald que de una propuesta de una fuerza armada multilateral que habría tenido el poder de combatir a las pandillas en las calles de Puerto Príncipe, Estados Unidos está pasando a impulsar ahora en la ONU una misión de mantenimiento de la paz más tradicional.
De manera textual ese periódico publicó: «Estados Unidos esperaba evitar el envío de otra misión de mantenimiento de la paz a Haití, que ha acogido ocho en los últimos 30 años. Pero su plan inicial de reunir una coalición internacional de fuerzas dirigidas por un tercer país no identificado para intervenir a petición del gobierno haitiano se ha tambaleado desde que se propuso en otoño, obligando a la administración a cambiar de rumbo a medida que la situación de seguridad en la nación caribeña se deteriora rápidamente».
Inicialmente, la Casa Blanca esperaba que Canadá liderara dicha fuerza. Pero un impulso previo a la visita del presidente Joe Biden a Ottawa esta semana dejó claro que era poco probable que los canadienses asumieran un papel de liderazgo, y el primer ministro Justin Trudeau puso públicamente en duda la capacidad de Canadá para asumir la misión.
Posición de Abinader y del Gobierno dominicano
Sobre el tema haitiano, el presidente Luis Abinader ha mantenido su postura de que no hay solución dominicana para la crisis haitiana. El mandatario ha reiterado esta posición en todos los foros nacionales e internacionales.
De hecho, en junio del año pasado, en la IX Cumbre de las Américas que se celebró en Los Ángeles, Estados Unidos, moderada por Joe Biden y en la que participó Abinader, el presidente dominicano no firmó, a nombre de la República Dominicana, la “Declaración de los Ángeles sobre Migración y Protección”.
En ese evento, el presidente Luis Abinader afirmó nueva vez que la comunidad internacional debe asumir de manera “definitiva” el problema de Haití con “un mayor compromiso” y, de forma urgente, trabajar por su pacificación y recuperación.
Consideró injustificable que esta comunidad de naciones permita que un Estado, en el medio del continente americano, tenga gran parte de su territorio controlado por bandas criminales(…) República Dominicana no puede cargar sola con los problemas de Haití, de hecho ya está haciendo demasiado, mucho más de lo que puede. La situación del vecino país ha desbordado los límites de un problema migratorio”,concluyó el presidente Luis Abinader.
Posición similar expuso Abinader en la recién celebrada XXVIII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno que tuvo como sede a Santo Domingo.
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Crisis haitiana
Desde hace unos 5 años, la inseguridad reina en Haití y a raíz del asesinato del presidente Jovenel Moise en julio de 2021, la situación ha degenerado totalmente hasta el punto de que las bandas armadas han conseguido controlar casi toda el área metropolitana de Puerto Príncipe sin que las autoridades sean capaces de reconducir la situación.
Mujeres, hombres, jóvenes y niños se agolpan a las puertas de las oficinas de migración en Puerto Príncipe, con el objetivo que conseguir un pasaporte que les permita marcharse de Haití y escapar de una inseguridad y una crisis que lo inundan todo.
Salir del país es la única opción para muchos haitianos ante el incremento de la violencia de las sangrientas bandas armadas. “Con el aumento de la inseguridad, lo primero es el instinto de supervivencia, la razón por la que quiero irme. Si no fuera por esta situación, nunca habría querido marcharme así, sobre todo a Estados Unidos”, comenta a EFE Jeanne Philippe, quien reside en Route de Frères, a pocos kilómetros de la embajada estadounidense.
Antes quería ir a Canadá para seguir estudiando, pero sus planes cambiaron a raíz del programa humanitario de Estados Unidos, donde se encuentran sus hermanos.
Las facultades e instituciones públicas y privadas se quejan de haber perdido personal muy capacitado en los últimos cinco años. “Haití no está dando a sus hijos e hijas la oportunidad de desarrollar su potencial.
Hoy el futuro de los jóvenes está prácticamente fuera porque Haití no es una tierra de oportunidades”, dice a EFE el economista Enomy Germain. Y añade- “La vida está amenazada en Haití. No es un buen entorno para el desarrollo del liderazgo y el talento.
En una situación así, a nivel individual, no queda más remedio que marcharse a toda costa». Para Hancy Pierre, profesor de la Universidad Estatal de Haití, la emigración haitiana “forma parte de un movimiento mundial de poblaciones en apuros debido a las repercusiones de unas políticas neoliberales que no se adaptan a sus necesidades».
Este experto denuncia que este “es un pueblo con poco acceso a la emigración” y, al respecto, hace hincapié en las “trabas administrativas y las violaciones del derecho a la identidad por parte del Registro Civil».