Estafadores de todo tipo, organizados e individuales, están asentándose en el Este de RD de forma creciente. Una buena parte de estos timadores son de origen europeo y el Gobierno debería intervenir para preservar las inversiones en la zona.
Diario Libre publicaba días pasados un informe acerca de los detenidos en el país por defraudar o cometer delitos de robo o apropiación indebida. El digital español Vozpopuli, de su parte, se hacía eco de la detención en Madrid de una ciudadana húngara residenciada en Punta Cana.
Los delincuentes operan en Puerto Plata, Samaná y el Este. En esta zona, y en especial en Bávaro-Punta Cana, es en donde mayoritariamente se han asentado. Lo hacen siguiendo la estela del dinero generado por el fuerte desarrollo turístico y residencial.
Inversores de clase media de una urbanización de Bávaro han denunciado estos días en redes sociales las estafas de unos profesionales que adquieren y alquilan villas en el complejo. Han llegado a publicar las fotos y cédulas de los defraudadores.
Las autoridades han de intervenir para proteger a los residentes y ciudadanos que cumplen con sus obligaciones y para evitar una negativa publicidad de la zona más próspera del país y del Caribe. Y han de hacerlo sin dilación.
El objetivo de los defraudadores son los medianos y pequeños inversores de RD y de otros países que han adquirido villas y apartamentos en los múltiples residenciales que se han implantado en el país. Se requiere, por tanto, una mayor vigilancia.
Los brokers, por su parte, podrían jugar un papel importante si actuaran con más profesionalidad. Es decir, no limitándose a recibir simplemente las comisiones, sino que también a investigar a las personas que puedan resultar sospechosas. Pero es el Gobierno y los promotores los que, por este orden, han de estar mucho más atentos.